“El Ingeniero del Diablo”, “El Doctor Muerte”, las anécdotas que estremecieron a Matamoros y a Valle Hermoso

1602

*A principios de siglo

*El historiador y encargado del Archivo Municipal, Andrés Cuellar Cuellar recuerda noticias que estremecieron la región.  

 Jorge Caleb

Solo son algunas de las historias que se quedaron en la memoria de muchos matamorenses por su extrañeza y que ahora el historiador y encargado del Archivo Municipal, Andrés Cuellar Cuellar, las recuerda.
La del “Ingeniero del Diablo”, la del doctor Alfonso Alemán, las banquetas altas de la ciudad y las dobles puertas de las iglesias, son solo algunas de esas grandes noticias que cimbraron la ciudad y la región.
En entrevista Cuellar Cuellar, las recuerda, pero ataja que son algunas de las muchas que se han dado en esta ciudad.  
DSC00268“Bueno si, era una persona, un ingeniero que luego se le conoció como “el ingeniero del diablo”, porque supuestamente había burlado la muerte.
“Este ingeniero era de Valle Hermoso, que tenía una familia normal, pero pues se le alborotaron las hormonas, verdad, y como deshacerse de la pareja.
“Pues a él se le ocurrió irse al mar y como era un muy buen nadador, se metió a lo hondo y supuestamente había desaparecido.
“En Valle Hermoso y aquí en Matamoros hubo grandes pésames, que debieron haber salido en los diarios, me imagino que en El Bravo, las esquelas y todo.
“Se fueron a buscarlo y nada que lo encontraron, hasta que de repente se dieron cuenta que estaba retirando dinero de sus cuentas.
“Así se dieron cuenta que estaba en otra parte, disfrutando de otra luna de miel. Eso fue en Guanajuato, con una de las secretarias de su empresa agrícola que curiosamente había renunciado después de su muerte”.
Cuellar Cuellar recuerda que lo curioso del caso fue que entre las personas que fueron a buscarlo estaba, Ciro Rodríguez Aguilar que lo criticó mucho por el ridículo que hicieron por la búsqueda.
“Pero él, Rodríguez Aguilar, 6 meses después hizo lo mismo. Era director de una escuela, estaba casado, de repente se le alborotó la hormona con una obrera de maquiladora y también hizo lo mismo”, reveló.
“Ciro, también se ahogó…por algunos años, hasta que también lo encontraron”.
“El doctor muerte”        
DSC00263“También tenemos esta otra historia que debió ser por los años cincuenta. Cuentan que el doctor Alfonso Alemán era muy práctico, cuando llegaba el paciente, él rápidamente lo atendía, incluso arriba de la ambulancia, cuando el Hospital Civil estaba en la 8 e Iturbide, en lo que ahora es Instituto Regional de Bellas Artes.
“Dicen que incluso, ante la falta de tecnología, hasta daba los primeros auxilios cuando el paciente venía infartado, allí mismo, en la ambulancia, les habría el pecho y le metía la mano directo al corazón, los revivía, por eso le decía el doctor muerte, porque traía de vuelta de la muerte.
Todo esto tiene relación con el caso de la familia Murillo, que eran conocidos por broncos, como los del Fierro.
Había uno que era muy pellirrojo, pero no recuerdo si era Daniel o Ismael y otro que se llamaba Salvador.
De lo que no hay duda es que todos eran muy broncos. Esta historia  si viene de los cincuenta,  cuando había un gran movimiento económico, había trabajo en el campo, dinero, abundancia, la zona roja y se daban los pleitos muy seguidos.
Así es como en una ocasión, Daniel Murillo llega herido al hospital, porque pues atender a alguien implicaba extraer balas, desinfectar, curar heridas y en ese tiempo, pues se mantenían inconcientes o con oxígeno.
Se dice que de manera muy cruel, aunque quizás igual se hubiera muerto, pero le achacan ese relato de su muerte. Yo personalmente no lo creo, verdad pero si en su momento se le achaca eso al doctor Alemán.
Supuestamente el relato dice que el periodista Guadalupe Díaz, publicó la muerte de Daniel Murillo, verdad, y que este al ver la noticia, se dijo a si mismo, a bueno si ya esta muerto, pues ni modo y lo desconectó.
Todo esto pasó en lo que era antes el Hospital Civil, en donde ahora es el Instituto Regional de Bellas Artes de Matamoros (IRBAM)
Allí estaba antes también la Cruz Roja, a donde llegaban la mayoría de los heridos y los canalizaban al hospital.
Del doctor Alemán también se dice que tuvo una hija adoptiva, que fue abandonada en los rieles del ferrocarril y él la crio, una mujer que después se abrió paso en la vida, pero ya nadie supo que pasó con ella. Cuellar Cuellar dice que esa versión no es de su conocimiento.
Las banquetas altas
“Esto de las banquetas altas en lo que es el primer casco de la ciudad, allá en el centro, viene también de los años cincuenta, recuerda el encargado del Archivo Municipal Andrés Cuellar Cuellar.
Y sigue: “Lo que tiene Matamoros es que la tierra de esta ciudad, se te pega al pantalón, lo que no sucede en otras ciudades o estados, como San Luis, Zacatecas o Querétaro.
“Eso y lo de las inundaciones provocó que en este sector que comprende de la calle Quinta de la Matamoros hacia el norte, las inundaciones eran frecuentes cuando se desbordaba el río.
“Si uno se va por la calle Quinta, hacia el norte se va a encontrar esas banquetas altas, incluso en otros sectores.
“De hecho por ejemplo el sindicato de los maestros, que debió ser construido por los cincuenta, también tiene esas altas  banquetas, a pesar de que allí no se inunda. Claro que fue mucho antes de que se construyeran los bordos del Río, por el ingeniero Eduardo Chávez.
Todo esto era muy usual, desde los principios del siglo 20 y mediados. De hecho por ejemplo, la iglesia Catedral, que antes era parroquia, estaba en ese sector por la quinta, Matamoros y Bravo, recuerda el historiador.
Cuellar Cuellar recordó también que en Matamoros se dan 2 tipos de inundaciones, cuando es lluvia local, se crecen las lagunas y los esteros, pero cuando la lluvia es río arriba, se crece el río.
“La catedral se movió entonces en mil 792, luego de que 2 misioneros de Zacatecas, Julio Cuellar y Francisco Silva, quienes le dieron el nombre de Congregación de Nuestra Señora del Refugio, cambiaron la ubicación de la iglesia, por el motivo de las inundaciones.
Una más
Andrés Cuellar Cuellar recordó también una anécdota más que su abuelo le contaba mucho, de un señor que en una ocasión llegó a la iglesia  cantando una canción de que todos los que estaban allí se iban a quedar.
“Esta noche no se van, a la capotin, tin, tin y esta que esta noche aquí se estarán”, decía la canción.  No faltó quien gritara: “Cierren la puerta”, pero se dio la estampida de todas las mujeres que iban al rosario y destrozaron la puerta.
Por eso ahora, muchas de las iglesias, tienen 2 puertas, la principal y una más después, debido a esa anécdota que se narró también allá por los años 20, del siglo pasado.           
 
Había un señor que se apellidaba Gracia y tenía una cantina muy famosa y dicen que en una ocasión se quejaba de la poca gente que había.
Este parroquiano se levantó y les preguntó si querían más gente.
Sacó su pistola y disparó en varias ocasiones, mucha gente entró a la cantina a ver qué pasaba y luego les dijo ya ven que si hay gente.
Estamos hablando de hechos que sucedieron alá por los cuentas y son anécdotas que se contaban en el pueblo.