La historia de la “Silla Embrujada”, de la alcaldía de Matamoros

1222

Alejandro Mares Berrones

Cuando Mario López Hernández, “La Borrega”, ganó la alcaldía de Matamoros en el 2018, al igual que Andrés Manuel López Obrador, la Presidencia de la República, ambos tuvieron una coincidencia: Que la silla en la que se iban a sentar, “estaba embrujada”.
En el caso de Andrés Manuel López Obrador, este mandó limpiar la silla presidencial y lo hizo por la anécdota que existe desde la época de la revolución, cuando la División del Norte, timoneada por Francisco Villa y la División del Sur, comandada por Emiliano Zapata, tomaron la Ciudad de México y había que sentarse en esa curul tan codiciada.
Cuenta la historia, que Emiliano Zapata, se rehusó a sentarse en ella, porque sostuvo que “estaba embrujada” e incluso, existe una fotografía histórica de ese hecho.
Es Villa el que se sienta en la silla presidencial y no Zapata, por esa causa el Presidente AMLO, la mandó a limpiar, antes de sentarse en ella, le dieron “una limpia”.
Algo parecido, ocurrió con el Presidente municipal de Matamoros, Mario Alberto López Hernández, “La Borrega”, cuando este ganó la alcaldía, en vez de trabajar en el despacho presidencial y sentarse en la silla de cuero del alcalde en turno, se la pasó despachando desde una oficina paralela, muy compacta, que se ubica allí mismo en su despacho.
Era ya el 2019, tuve la oportunidad de entrevistar al alcalde Mario López y cuando Perlita, su secretaria me da acceso a su despacho, lo primero que observo, es que el escritorio y la silla presidencial, están intactos, no está el alcalde, como todos los demás.
“Dónde está usted Señor Presidente”, pregunte a Mario López.
“Que hay chavo, pásale para acá, acá estoy, es que no me gusta sentarme en esa silla, ya vez todos los alcaldes que han pasado por ella y como se han comportado, esta embrujada”, dijo Mario López Hernández, en tono de guasa, pero serio.
La entrevista tomó su curso, ya concluida esta, el alcalde me comenzó a explicar, el porque despachaba desde la pequeña oficina alterna a su despacho:
“Mandé cerrar esta puerta, que le llaman el caracol, que es una entrada y salida secreta, que usaban los anteriores alcaldes, para no darle la cara al pueblo, la mande cerrar y bien cerrada, yo voy a entrar y salir por enfrente, así va hacer mi gobierno”.
Efectivamente como reportero, observé que esa puerta permanecía completamente cerrada, de ella descendía una escalera de fierro, de las llamadas de caracol, por donde los ex alcaldes se daban a la fuga o llegaban al palacio municipal, sin que nadie los viera, y de esa forma evitar atender las demandas del pueblo.
  “Muy bien presidente, pero por qué no usa su despacho”, le volví a preguntar al alcalde y este respondió:
“Mira, yo soy ejecutivo, aquí me siento más cómodo, desde aquí despacho todos los asuntos, me siento más a todo dar, lo que si le dije a mi gente, fue que me consiguieran una silla ejecutiva, que yo no me iba a sentar en la presidencial, porque está embrujada”, volvió a repetir.
Pasó todo el 2019 y Mario López Hernández, seguía despachando desde la pequeña oficina anexa a su despacho, por más que su gente le insistía que usara el despacho y la silla presidencial, “La Borrega”, les contestaba que no, que esa silla había hecho perder el piso a muchos alcaldes, que “estaba embrujada”.

La pared, sin el retrato de AMLO

Era ya el 2020, tuve la oportunidad de volver a entrevistar, de nueva cuenta a Mario López Hernández, pero esta vez ya estaba en su despacho y sentado detrás del escritorio presidencial y bueno, concluida la entrevista, las preguntas obligada fueron dos:
La primera fue, el por qué tiene la fotografía del gobernador Cabeza de Vaca, colgada en la pared detrás de dónde se sienta y no la de Andrés Manuel López Obrador, a lo que el alcalde respondió:
“Al Presidente de la República, no le gusta eso”.
La segunda pregunta fue, que había pasado con la “silla embrujada” y contestó:
“Se la mandé a Federico”.
Efectivamente, la silla presidencial, donde se debería sentar Mario López Hernández, fue a parar a la oficina de Federico Fernández Morales, secretario del ayuntamiento y resultó que sí estaba “embrujada”.
Pues desde la llegada de Federico a ese puesto, le empezaron a caer problemas, tras problemas, lo acusaron desde ser un tracalero, pues debía la renta de su notaría, hasta que le había pedido 200 mil pesos a la tienda Smart, el ubicado allá por el Sendero…
Esa “silla embrujada”, le costó a Federico su salida de la Secretaría del Ayuntamiento, despuesito se le vino el tema de las patrullas “chocolatas” de tránsito y de seguridad pública, en las que se metió en problemas, tanto él, como algunos funcionarios del ayuntamiento, por culpa de Federico.
Hoy Federico Fernández Morales, ya no está en la secretaría del ayuntamiento, esa “silla embrujada” le dejó una carpeta de investigación que le mantiene abierta la Fiscalía General de Justicia del Estado, pese a eso, Don Federico, hoy está más tranquilo, desde la Dirección de Catastro, desde la cual despacha.
El anterior Secretario del Ayuntamiento a Federico Fernández Morales, fue Efraín Ensignia Marín, pero este resultó más listo, antes de ocupar ese puesto, se compró con sus recursos propios, mobiliario nuevo y el día que se fue se lo llevó.
La “silla embrujada”, continua en la oficina del secretario del ayuntamiento actual, el licenciado Carlos Ballesteros.
Entrevistado el 25 de agosto, posteriormente a la conferencia de prensa convocada por el área de Comunicación Social del Gobierno Municipal, para promover la participación de la ciudadanía en la consulta pública para la actualización del Reglamento Orgánico de la estructura administrativa del ayuntamiento, Ballesteros reconoció que la silla en la que se sienta, es la presidencial, “la embrujada”.
“Si, es la que estaba en el despacho del alcalde”, dijo Carlos Ballesteros.
–¿Qué pasó, por qué la mandaron para acá?
–Cambio de silla el alcalde.
–¿No la quiso, fue la que le mandó a Federico?
–Así es.
–¿Dijo el alcalde que esa silla embrujaba a todo aquel que se sentaba en ella, que pasó contigo?
–Se rompió el hechizo.
–¿A Federico le afectó, a ti no te ha afectado?
–No, ni la de abajo, ni esta.
Ballesteros, se refiere “con la de abajo”, al hecho de que fue director de Catastro y se ubica en la planta baja del Palacio Municipal, posición que hoy ocupa, Don Federico Fernández Morales, quien carga con la maldición de la “Silla Embrujada”, ya que la FGJE lo ha vinculado a proceso.