Un “macho alfa” preside Ayuntamiento de Victoria.

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Tiene la capital gobierno misógino y sin igualdad de género

Ciudad Victoria.- Después de ratificarse el triunfo electoral del 5 de junio, una de las etapas más difíciles de la nueva administración fue integrar el gabinete. El doctor Américo Villarreal ordenó que se invitara a mujeres comprometidas y capaces para enaltecer los valores de la Cuarta Transformación, como la igualdad de género. La tarea fue ardua pero, al final, se logró. Ofrecer el 50 por ciento de los puestos a mujeres es uno de los aciertos del movimiento de López Obrador. Sin embargo, para Eduardo Gattás Báez, alcalde de Ciudad Victoria, el tema es letra muerta, incluso la 4T entera, aunque haya ganado con Morena. Algunos afirman que esta actitud viene de su talante misógino y violento con las mujeres, del que hay antecedentes.
Un primer año de resultados mediocres y estériles han convertido al gobierno de Ciudad Victoria en uno de los peores en reputación digital. Suma todos los días comentarios e interacciones negativas en rede sociales como Facebook y Twiter. Por lo general, la oposición induce muchas de estas críticas y envía a sus cómplices a causar descontento. Pero esta vez los señalamientos son espontáneos o, como se dice hoy, orgánicos. Prácticamente nadie sale a defenderlo.
Hemos sabido que la situación consterna ya a dos consejeros estatales de Morena, pues vienen fechas importantes en el calendario político y no les conviene un clima tan adverso. Se sabe que el Consejo Estatal evalúa al interior el desempeño de los servidores públicos que el partido postuló, y no dejan se extrañarse por las decisiones tomadas por Lalo Gattás. Creen que se parece más al PRI que a la Cuarta Transformación.
Luego de ver esos resultados y el malestar de la gente, una emoción ha cundido en los consejeros morenistas: el arrepentimiento. Esa persona no representa los principios del Movimiento de Regeneración Nacional. Y representar a López Obrador sería un mal chiste.
Un rasgo, sobre todo, es el que más ha llamado la atención, del que hubo algunas señales que no valoraron a tiempo. Ahora están convencidos de que se trata de una característica y no de un accidente, de que actúa por voluntad.
Lalo Gattás invisibiliza a las mujeres, las desprecia, las ignora. Después de ganar la presidencia municipal, formó un gabinete entregado a priistas, incluso a excolaboradores del gobierno panista, como César Saavedra Terán. Pero lo peor de su visión política, sobre todo para un político identificado con la izquierda, es el machismo que campea en su administración, donde las mujeres casi han sido borradas.
De los 22 cargos principales, 20 se los concedió a hombres. Las únicas mujeres de su administración son Mitzy Anahí Macías Garza y Mercedes Lorena Zapata Medina. Consideró innecesario invitar a más profesionistas o personal femenino pero le dio un asiento a viejos parásitos de la política tamaulipeca, como el verde-ecologista Jesús González Macías y el priista Jorge Vela Villarreal, quienes ni siquiera son victorenses.
A nadie debe extrañar los malos resultados del primer año con un equipo compuesto por indeseables del PAN, del PRI y del PVEM. Y si las mujeres no tienen cabida ahí, se debe directamente a algún problema psicológico profundo del alcalde para valorarlas y reconocer sus derechos.
Estos defectos son imperceptibles precisamente por la profundidad con que se ocultan, por los gestos aparentemente amables que los encubren. O más bien nadie quiso escuchar, porque el 8 de mayo de 2021 Marko Cortés, líder nacional del PAN, lo reveló: “Hasta a su mujer, a su esposa, se atrevió a violentar… esto es inaceptable”. Hablaba de Lalo Gattás, en ese entonces candidato de Morena.
En campañas electorales son comunes las historietas y los chismes infundados para dañar la credibilidad de los rivales, y una acusación tan seria como la del panista debió tomarse por falsa. Sin embargo, circuló en la red una denuncia presentada por la señora Lucía Rodríguez Cantú, esposa Lalo Gattás, en la que lo acusaba de agresiones.
De acuerdo con los documentos referidos, el actual alcalde de Ciudad Victoria no golpeó una sino siete veces a su pareja y madre de sus hijos, entre diciembre de 2006 y junio de 2008, como consta en el expediente 482/2008.
Esos legajos describen a un Lalo Gattás enajenado e incapaz de controlarse: “Me dijo que si le hacía algo, le iba a pasa algo a mi familia –narra la señora Rodríguez Cantú, en su testimonio– que me iba a quitar a mis hijos, que los iba a secuestrar y que no volvería a ver a mis hijos”.
¿Reaccionaba así por un error garrafal de la esposa, por algún perjuicio que le había provocado? En absoluto. “La primea vez fue en diciembre de 2006… Ese día discutimos porque él no quería llevarme a pasar la Navidad con mi familia. El me estrujó de los brazos y yo estaba embarazada de mi primer hijo”. Lucía Rodríguez tenía entonces 20 años.
El caso contra Lalo Gattás fue catalogado como “lesiones y violencia intrafamiliar”. Irónicamente, hay una copia en los archivos del Sistema DIF de Victoria, que ahora preside la denunciante. ¿Ampliará su declaración o llamará nuevamente al marido?
El expediente 482/2008 está cerrado y la pareja convive ahora felizmente, él como alcalde de la capital; ella, como presidenta del DIF.
Pero una cosa es el sobreseimiento de la denuncia y otra es la erradicación del problema, la superación de la neurosis. Y en eso Lalo sigue siendo el mismo: impulsivo, estresado, irascible e inseguro. Cuentan que tomó terapias y adoptó mejores costumbres para controlar su ira. Por desgracia, nadie le cree. La cabra siempre tira para el monte.