Alejandro Mares Berrones
Si algo había hecho bien, Mario López, “La Borrega”, fue el haber clausurado un pasadizo-escalera secreta, que comunica de la oficina de la Presidencia Municipal, a la sala de Síndicos y Regidores, y a otras oficinas ocultas que existen en el segundo piso del palacio de Matamoros.
Esa misma escalara, llamada también “El Caracol”, porque es de hierro y tiene esa forma, da a varias salidas, una de ella al estacionamiento, que se localiza en la planta baja del edificio de la alcaldía.
El pasado miércoles 14 de agosto, cuando sesionó el Consejo de Administración de la Junta de Aguas y Drenaje, a solicitud del alcalde interino, Rubén Sauceda Lumbrelas, un muñeco de trapo que “La Borrega” mueve a su atojo y que en los últimos meses se ha prestado al saqueo con obras de relumbrón.
Otra vez, porque ya son varias veces, que Rubén Sauceda, alérgico a los medios de comunicación, convoca a los consejeros de la JAD, para que asistan a la sala Benito Juárez, y allí encerraditos, sin periodistas, sesionan sobre los manejos financieros de este organismo operador de agua, olvidándose del principio rector de la 4T, la transparencia.
Algunos medios de comunicación se enteraron que habría en Presidencia Municipal sesión de Consejo de la JAD y acudieron a entrevistar a los consejeros y a los gerentes; resulta que casi todos dieron la cara, menos el alcalde Rubén Sauceda, quien como las ratas, prefirió ocultarse de los periodistas, saliendo a escondidillas por “El Caracol”, hacia los patios del estacionamiento, montándose en su vieja camioneta, para darse a la fuga como si fuera un vulgar ladrón.
Rubén Sauceda, creyó que con esa acción le había visto la cara a los reporteros, que ingenuo, lo único que demuestra es vulgaridad como político corriente, como lo que es, un monigote de trapo, cómplice de la administración más corrupta que ha tenido Matamoros.
A que Rubén, de ser un prestigiado médico neumólogo, ha pasado hacer un muñeco de trapo de “La Borrega”.
