Luis Lerma Alvarado “doctor de barrio”, rompe el silencio y cuenta la historia de su secuestro:
*En entrevista, decide platicar de su vida, de sus dificultades y de cómo finalmente logró sobresalir a situaciones que fueron un duro golpe para él.
Jorge Caleb
Egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) como médico general y originario de esta ciudad, Luis Lerma Alvarado, prefiere que lo conozcan como “médico de barrio o popular”, no famoso.
Luego de 39 años de haber ejercido la medicina, Lerma Alvarado empezó a ejercer en la clínica León y Garza y después al Centro Médico Treviño, allí todo iba bien hasta que la vida le tendió una dificultad.
En entrevista, desde su consultorio en el famoso barrio de la Galeana, “el doctor de barrio”, decidió confesarse ante la grabadora de lo que ha sido su vida en los últimos años.
“Tuve que pasar por un divorcio, lo que cambió mi modo de vida, con las presiones y empieza también una decadencia en mi, porque de repente amanezco sin mis hijos (5) y bajo la presión también de la demanda de los bienes”.
Recodó que por todo eso decidió retirarse del Centro Médico, dejar todo aquello y regresó al barrio de la Galeana en donde nació.
“Y cómo yo le dije una vez a mi abuelo, regresé y ya estoy por cumplir mi ciclo cómo médico porque ya son muchos años, pero con la satisfacción, ya de ver el regreso de mis hijos”.
Ellos se prepararon, tuvieron su familia y logramos paz y tranquilidad y también cumplí la promesa que le hice a mi abuelo, de estudiar prepárarme y regresar al barrio en donde yo nací.
“No me considero un médico famoso, un especialista no muy bueno, pero que he ayudado a mucha gente y bueno, pues es que aquí estamos todavía”.
Nunca dejó de ejercer su profesión. El siempre, con su responsabilidad como médico se mantuvo alerta y dispuesto. A empezar un nuevo día y todo eso empezó cuando sus hijos regresaron, comenzó a trabajar con más fuerza con más vigor, con paz y tranquilidad, recordó.
“Luego de todo esto tengo más espacio y disfruto mucho mi trabajo, es un oficio que Dios me ha dado, no un trabajo, un oficio que me da mucha fuerza de estar aquí dispuesto, pero me cansa mucho pero lo hago con mucho gusto”, afirmó.
Me dedico mucho más a la familia, ya no hice otra familia, definitivamente no, fue algo imprevisto en mi vida, yo veía a la familia de mi abuelo, unida, fuerte y esa era mi proyecto de vida, para ya no volver a pasar una experiencia de ese tipo.
“Este es un barrio conocido como el de la Galeana, entonces yo me digo así porque estoy aquí, y hay muchos doctores como yo que estan a la periferia de la ciudad, trabajando todos los días y entonces, no es que me autodenomine médico de barrio… lo soy, no soy un médico de “cache”, famoso, verdad.
“Y lo que pasa es que siempre he tenido perseverancia, que el paciente te busque y te encuentre para que tenga una tranquilidad y una seguridad, pero así que tenga yo premios, pues no, lo que hago es hacer siempre acto de presencia, eso le da confianza al paciente, y no siempre se curan, a veces se van con otros doctores”, reconoció.
Lo mismo pasa con las llamadas siempre estoy listo para atenderlo, porque me hablan, para preguntas o que no tienen dinero y quieren el servicio y yo se los doy.
Los avatares de la vida
“En esta vida hay imprevistos, las enfermedades llegan por si solas, a veces uno mismo se las provoca, pero la mayor parte de las veces, llegan por si solas”, establece el doctor Luis Lerma Alvarado y clava su mirada de sus ojos azules en el entrevistador.
–De manera personal, quizás no en los medios, pero es alguien muy recomendable—le dice el reportero
–“Bueno la verdad es que no me he dado cuenta, si vienen a veces y me dicen que me recomendaron, verdad, trato de ser educado, respetuoso, no mentiroso ni farsante, porque no todos los enfermos se curan pero hay que hacer el esfuerzo”– responde.
“Generalmente si es el hijo o la esposa, eso mueve mucho a toda la familia. No me considero famoso, popular… esa es la palabra, que lleguen y te digan que fuiste recomendado, esa es la palabra, popular”.
Ahora lo que sigue es continuar con el proyecto de vida, tengo 64 años de edad, estoy terminando un ciclo de mi vida, espero seguir ejerciendo hasta el último momento con lucidez, no he pensado con retirarme todavía, hay ejemplos de doctores y me daría verguenza que yo apenas tengo 39 y quiera retirarme, añade
Otra dificultad
“Luego pasé otra situación, algo que esta fuera del control de uno, verdad, algo que perturba tu vida, luego de 11 días de permanecer cautivo, secuestrado, donde me golpearon y hasta la fecha uso faja porque llevo 13 operaciones de columna y además recibí un balazo en la cabeza”, se confiesa el doctor Luis Lerma.
Se viene algo que perturba tu vida, con todo lo que implica sicológica, emocional y lo que afecta a tu familia.
“A mi no me afectó mucho porque si me golpearon y todo, pero pude salir adelante, pero fue una temporada en que nos vimos afectados 19 médicos, así como luego se vieron afectadas otras personas”, revela.
Esto pasó en el 2 mil 9, un 28 de noviembre, pero mi pensamiento en esos 11 días que estuve cautivo, lo que pensaba es que estas personas son víctimas de la sociedad, no tuvieron otra opción, como yo la tuve con buenos padres y abuelos, filosofa el doctor.
“Yo nunca padecí hambre o frío y yo pensaba que esa era la causa por la que ellos estaban en esa situación, al otro lado de la orilla, víctimas de su niñez, quizás sin padres y carentes de lo más elemental, siempre al margen”, continua.
Finalmente la libre con el pago de un rescate, salí bastante golpeado, pero la persona que se dirige a mi, me pide una disculpa, yo le dije que me disculpara él a mi, porque finalmente quizás yo fui contribuyente para que él se formara del otro lado del espejo.
“Yo desde niño fui creyente y siempre le pedí a Dios, cuando me fui a estudiar, que pudiera regresar a estar con mi familia, y es una necesidad y no porque yo haya tenido una preparación como creyente, eso salió de esa necesidad de hablar con Dios y pedirle regresar”, expresa.
“Lo mismo lo hice cuando me quedé sin mis hijos, a él fue al que me acerque cuando me pasó esto, yo quería preparar a mis hijos, como un deber de padre y se me concedió”.
–¿Usted es católico doctor?—
—“No, bueno nunca he tenido una religión determinada, tengo una relación con Dios que es muy personal, de manera que puedo ir a cualquier iglesia, de cualquier denominación, yo voy a donde me inviten, pero si permanezco, siempre en esta línea vertical con Dios”, responde Luis Lerma.
“Finalmente me dio lo que yo le pedí de manera que me puedo ir mañana y no pasa nada, no me quería ir sin tener el beneficio que todo ser humano quiere, la familia, por eso siempre tuve un Dios en quién creer y sigo creyendo”.
Tuve la oportunidad de una segunda vez, o sea, nacer otra vez con una mente distinta, e ir tapando hoyos que estaban por allí y resentimientos que tenía.
A manera de final expone:
“Y es que el perdón nos libera a todos de amarguras, de resentimientos y eso cambió mi visión, mi perspectiva de la vida y eso es lo que me permite estar aquí hablando de eso con usted”.
“Cómo ser humano ahora a lo que aspiro, como todos, es a la felicidad, al amor, a mantener lo que tengo ahora esta paz y tranquilidad”, rematé “el doctor de barrio”.