La iniciativa de reforma a la Ley Aduanera ya se encuentra en la “cocina” de la Cámara de Diputados, con ello la presidenta Claudia Sheinbaum, pretende combatir la evasión fiscal por tráfico ilegal de combustibles (huachicol) y mercancías, una práctica cotidiana en Aduanas y Puertos del país, que están copados por los “Señores Feudales”.
Y no me refiero a los Coroneles o Capitanes del Ejército que se encuentran como administradores; ni tampoco a los Vice y Contraalmirantes de la Marina; sino a los verdaderos dueños del despacho aduanero y desembarco en muelles, los cárteles del crimen organizado.
La presidenta quiere que los responsables de las prácticas ilegales de importaciones y exportaciones sean los agentes aduanales, que no se presten a la tergiversación de pedimentos, para dar el “brinco legal” de gasolinas o diésel por nafta, tal como ocurre en las aduanas de la frontera norte del país.
El crimen organizado con una pipa de nafta, produce entre cuatro a cinco pipas de gasolinas adulteradas, ese es el negociazo del “huachicol”; es decir, con una pipa de 45 mil o de 55 mil litros, la delincuencia produce 250 mil litros, que después se inyectan en el mercado nacional, donde los diversos cárteles, tiene un control por región.
La nafta es un derivado del petróleo, que la misma ley aduanera permite importar y allí es donde la presidenta Sheinbaum tiene razón, algunos agentes aduanales se prestan a la importación de “nafta”, pero en realidad es gasolina refinada, y es la forma como dan el “brinco legal” para evadir los impuestos.
Eso es lo que la presidenta quiere frenar, con la reforma a esta ley; pero se está llevando parejo; no todos los agentes aduanales son sinvergüenzas, ni todos trabajan para el crimen organizado. La Agencia Nacional de Aduanas de México, tiene perfectamente documentado cuales son los agentes aduanales que por años operan en la ilegalidad y el mismo gobierno federal los ha dejado operar desde la Secretaría de Energía, no les retiran sus permisos con los que operan, pese a sus negros antecedentes; ese el tamaño del billete que reparten.
La reforma trae propósitos recaudatorios, aunque ese es uno de los fines de la Ley Aduanera, esas “pinceladas” que ahora le harán se enfocará al pago de impuestos de calzado y ropa terminada principalmente de China y “detectar presuntas irregularidades de las autoridades aduaneras”.
Con todo respeto a la presidenta Sheinbaum, le podrán hacer mil reformas a la Ley Aduanera, pero sino combaten la corrupción y sacan al Ejército de las Aduanas y a los Marinos de los Puertos, que tienen el control de todas las operaciones, el problema se va a agudizar.
La raíz de los males, es que quienes están al frente de las Aduanas y de los Puertos, se corrompen, los militares no han sido la excepción, no importa el grado, ya son presas del poder corruptor del crimen organizado, porque este inmediatamente les lee la cartilla: ¿quieres plata o plomo?. Ya lo hemos visto, ésta el caso del Puerto de Tampico, con el huachi-buque asegurado, donde altos jefes de la Marina resultaron estar involucrados.
Una verdadera reforma a la Ley Aduanera, es aquella que permita al ciudadano común y a todos aquellos que por cuestión de sus pequeños, micro o medianos negocios o empresas, requieran importar mercancías, que la legislación les permita, de manera práctica y directa, por medio de un formato de pedimento, que puedan descargar en línea de la página de la ANAM, para que ellos mismos realicen sus operaciones, sin la necesidad de un agente aduanal, esto aumentaría la recaudación y de paso se combate la evasión fiscal.
La evasión fiscal se da por dos motivos: por acción, que es la que realizan los agentes aduanales deshonestos, traficantes y crimen organizado con la venía del personal y jefes de Aduanas y Puertos; la otra es por omisión, principalmente por ignorancia, por desconocimiento de la misma ley aduanera, porque el ciudadano desconoce cuál es la franquicia a la que tiene derecho, que mercancías están exentas de pagar impuestos y cuales si deben pagar.
El gobierno federal, debería sacar al Ejército y a la Marina de las Aduanas y Puertos; dejarlos como soporte, que sean estos quienes vigilen a las autoridades aduaneras y a los mismos elementos de la Guardia Nacional, que son los que revisan las importaciones y las exportaciones. Y que entre en funcionamiento la ANAM, que es en la actualidad un simple espectador.
Sabemos que nuestro socio comercial más importante son los Estados Unidos de Norteamérica, pero de allá se abastece el crimen organizado de municiones, de armas y de dinero; que no se hagan ingenuos los gringos, si las operaciones de venta y distribución de fentanilo, cocaína y otras drogas, es en su país donde se realiza.
EN CONTRAPARTIDA, combatir el tráfico de dinero sucio, municiones, armas, hidrocarburos y la evasión fiscal de combustibles, es cuestión de Seguridad Nacional, la que están obligados a brindar el Ejército y la Marina; no deben ser juez y parte, porque el que sirve a dos amos con uno queda mal.
Por último, que extraño que esos agentes aduanales que por años han operado con pedimentos “chuecos” para el crimen organizado, no se les haya retirado su patente, principalmente aquellos que importan hidrocarburos y que por ende requieren de un permiso/licencia especial de la Secretaría de Energía, que preside la tabasqueña Luz Elena González Escobar.
Esto solo tiene una explicación, tienen padrinos muy poderosos en las más altas esferas del gobierno federal, que los protegen. El caso es que los militares se comieron la manzana de la corrupción en Puertos y Aduanas,ya demostraron ser “humanos, demasiado humanos”.