Egill Hauksson, del Tecnológico de California (Caltech), explicó que las estaciones de sensores se colocan en zonas con alta actividad sísmica en el estado. En especial en el norte de California en un área rural que se considera será factor clave de impacto para un terremoto que afecte a la ciudad de San Francisco.
La falla de San Andres es la más larga y profunda en el estado, inicia en la frontera con el estado de Oregon, en la frontera norte de California y es donde se han detectado más de mil fallas en diferentes extractos del subsuelo en el estado.
El verano pasado el gobernador de California, Jerry Brown Jr, y el Congreso estatal aprobaron recursos por 10 millones de dólares para el Sistema de Alerta Temprana de Terremotos.
Se están firmando contratos de financiamiento estatal para el agregado de estaciones adicionales, comentó Richard Allen, director del laboratorio sismológico de Berkeley.
Aseguró que la expansión de estaciones de alerta sísmica crecerá en los próximos seis meses a dos años y bajo el liderazgo del Centro de Estudios Geológicos de Estados Unidos (USGS).
La alerta dará segundos y hasta un minuto para que residentes desalojen áreas con alta peligrosidad, así como para que el servicio de transporte de trenes pueda detener su servicio tras la alarma.
Eventualmente el público podrá recibir en sus teléfonos y computadora la señal que advertirá de un fuerte movimiento telúrico cerca de su locación. El sistema podría ser ampliado para estar disponible en un área geográficamente limitada, como Los Ángeles y San Francisco, antes de expandirse a un sistema completo de alerta pública.
Los investigadores avanzan en la red sísmica fuera de California. En abril, el USGS amplió el sistema de alerta temprana de ShakeAlert al estado de Oregon y Washington.
Con esto se creo por primera vez un sistema de prototipo unificado que cubre la costa oeste estadunidense entre las fronteras de México y Canadá.
Las áreas donde la red sísmica tiene la mayor concentración de estaciones están en las áreas de Los Ángeles y San Francisco, pero se necesitan más sensores en las zonas rurales del norte de California, Oregón y Washington.
Los países de todo el mundo han implementado sistemas de alerta temprana con éxito, como Japón, que programa sus trenes de alta velocidad para ralentizar o detenerse si el sistema de alerta detecta un terremoto. Más allá de eso, las alertas darían a los médicos tiempo para detener cirugías.
Eventualmente, se esperan mayores beneficios como tecnología para abrir ascensores en el siguiente piso, evitando que los ocupantes queden atrapados y advertencias que podrían detener el flujo de gas natural a través de los principales ductos, evitando los incendios catastróficos.
Los funcionarios estiman que costará más de 38 millones de dólares construir el sistema y 16 millones de dólares anuales para mantenerlo y operarlo.