Américo asume gubernatura; Cabeza de Vaca “chicken go”

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Ciudad Victoria, Tamaulipas.- Con todo el apoyo del gobierno federal, que timonea Andrés Manuel López Obrador, Américo Villarreal Anaya, el pasado 1 de octubre asumió la gubernatura de este estado.
Sin aspavientos y cuerpeado por las fuerzas federales, Ejército, Guardia Nacional y Policía Montada, que previamente acordonaron el Congreso del Estado; Américo tomó la protesta de ley y se convirtió en el gobernador número 26 de Tamaulipas.
Con la presencia de tres presidenciables: Adán Augusto López, secretario de gobernación; Claudia Sheinman, jefa de la CdMx y el canciller Marcelo Ebrard, en sesión pública solemne, dijo la tan trillada frase: “si protesto” y se comprometió con los tamaulipecos a que su gobierno se regirá por tres principios: “no robar, no mentir y no traicionar”. 
Todos guardaron la compostura, no hubo críticas, ni gritos por parte de los legisladores panistas y priistas, quienes han mantenido una cruenta lucha política hacia el interior de la presente Legislatura contra sus homólogos de Morena; todos mantuvieron disciplina, ni una mueca de desprecio hacia Américo Villarreal se observó en los rostros de los panistas y priistas. 
Y es que los legisladores panistas y priistas han quedado huérfanos, su jefe político Francisco Javier García Cabeza de Vaca, ya no está, “the dove flew”, “chicken go”.
Cabeza de Vaca, no estuvo presente para entregarle el poder a Américo, fue la diputada del PRI, Alejandra Cárdenas, quien le tomó la protesta al morenista.
Cabeza de Vaca puso tierra de por medio, ante la amenaza del gobierno federal y FGR de enchiquerarlo, de cumplimentarle una orden de aprehensión.
Y es que Cabeza de Vaca le hizo la “vida de cuadritos” a Villarreal Anaya; desde la Legislatura anterior, el ex gobernador panista se blindó y empezó a cubrir su retirada desde el Congreso del Estado, con reformas que favorecieron para su blindaje, como el darle más facultades a la Fiscalía General de Justicia del Estado.
La presente Legislatura fue en principio mayoría para Morena, pero la perdieron, los legisladores morenistas fueron tan ingenuos que dejaron que los panistas “les comieran el mandado”.
En la actualidad, las fuerzas políticas en el Congreso Local están equilibradas, pero todavía Morena no tiene ni la mayoría simple.
Sin la mayoría en el Congreso Local, Américo no va a poder gobernar al cien por ciento, tendrá que hacer uso de todas las herramientas políticas, ya sea para consensar con el PRIAN o de plano irse a la guerra, sometiendo o alquilando legisladores para poder lograr revertir las reformas que Cabeza de Vaca hizo algunas de las leyes.
Sea como fuere, Américo arranca su gobernanza sin el poder legislativo ni el judicial, ante una gigantesca deuda pública; así que el nuevo gobernador de Tamaulipas, no solo requiere de tejer fino en el manejo político, sino también en el tema de las finanzas, donde “la austeridad” deberá ser mayor a la franciscana. 
Américo ya tiene la promesa de AMLO, de que le dará todo su apoyo, los tamaulipecos esperan que así sea; porque si le fue difícil ganar la gubernatura, más complicado le será gobernar la entidad sin los brazos de la Fiscalía y del Congreso, que continúan bajo las siglas del PAN y de los cuernos de Cabeza de Vaca.
Américo no debería copiar en todo a AMLO; si bien es cierto, que obtuvo el triunfo; también lo es que un gran porcentaje de tamaulipecos no votaron por él, porque se abstuvieron, están decepcionados de la clase de gobernantes que han tenido, desde pederastas, cocainómanos, narcos y ninis, como el caso de Egidio Torre Cantú, que ni votaron por él, ni apareció en la boleta electoral y ni aclaro el crimen de su hermano Rodolfo.
Américo es ya el gobernador constitucional de Tamaulipas, pero llega muy aporreado y con un desgaste por la grave acusación que le hizo el PAN, donde lo embarró con la delincuencia organizada.