Atacan a periodista que documentaba funeral por Covid-19 en Chihuahua

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Agencias

 

Ciudad Juárez, Chih. Alejandro Sánchez Rodríguez, de 59 años, fotoperiodista del portal informativo La Verdad y maestro de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez fue golpeado por un hombre al tomar imágenes de una carroza fúnebre que salía con el cuerpo de una persona que murió por Covid-19.
Además de que su cámara quedó destrozada, estuvo retenido por agentes de la Policía Municipal alrededor de dos horas y media sin atención médica.
El fotógrafo denunció que «fue agredido por un hombre en el exterior del Hospital Regional 66 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) la tarde del miércoles cuando realizaba una cobertura periodística en el exterior de esas instalaciones relacionada con la atención a pacientes con Covid 19».
La agresión le provocó contusiones en diferentes partes del cuerpo, así como una lesión en la frente, además de daños en su equipo.
El portal informativo La Verdad dio a conocer que «el atacante fue detenido por la Policía Municipal, pero Sánchez Rodríguez también fue arrestado y, en un principio, señalado por iniciar el incidente con el fin de presionarlo para que no levantara cargos, pero se sostuvo en su versión y fue liberado luego de casi dos horas y media, lapso durante el cual permaneció en la estación Babícora, sin atención médica».
Alrededor de las seis y media de la tarde, el fotoperiodista acudió al hospital del IMSS, ubicado en el cruce de Ramón Rayón y Durango, al suroriente de la ciudad, para realizar una cobertura noticiosa con relación a pacientes de Covid 19.
En el sitio encontró a un grupo religioso que entonaba cantos en apoyo a los enfermos, le pareció interesante y comenzó a registrar el suceso con fotografías.
Al terminar, observó a una carroza funeraria estacionada en la acera del IMSS, se acercó al operador del vehículo para preguntarle la razón de su permanencia en el lugar, quien le contestó que recogería cuerpos de personas que fallecieron a causa del coronavirus.
Le cuestionó si podía tomar fotos de la unidad cuando iniciara el traslado de los cuerpos, al salir del hospital, a lo que recibió una respuesta positiva.

El hombre le informó que los cadáveres serían sacados de las instalaciones por una puerta que está cerca de la entrada a Urgencias, así que el fotógrafo se encaminó al sitio. Ahí encontró al hijo de uno de los fallecidos y se le acercó para lamentarse por lo ocurrido.

El deudo le contó que ese mismo día había llevado a su padre a que recibiera atención médica, pero perdió la vida debido a que ya estaba muy grave. Enseguida el periodista solicitó su permiso para tomar fotografías del proceso de entrega del cuerpo, a lo que el familiar de la víctima aceptó.

Cuando el vehículo se alejó, se dispuso a retirarse y comenzó a caminar hacia su automóvil mientras observaba las escenas que logró captar. Fue entonces cuando sufrió el ataque.

“Bajé de la banqueta y entonces sentí un fuerte golpe en el lado derecho de la cara, me pegó desde atrás, caí al suelo casi noqueado, luego comenzó a darme de patadas y no podía incorporarme”, recordó.

Enseguida, el desconocido le arrebató una de las dos cámaras que portaba y la aventó dentro de las instalaciones del IMSS, en ese momento Alejandro trató de levantarse y su atacante lo empujó, por lo que su cabeza fue a estrellarse contra uno de los ángulos de la reja metálica del hospital.

“Aunque yo fui el golpeado los policías trataron de convencerme de que no hiciera acusaciones para no llevarme porque, me dijeron, cometí los delitos de meterme al IMSS y tomar fotografías”, comentó.

El fotoperiodista se identificó como trabajador de La Verdad hasta que uno de los elementos le preguntó dónde trabajaba, entonces el hostigamiento empeoró: “ustedes los periodistas se creen muy chingones”, recibió como respuesta.

En las instalaciones de la Policía Municipal continuó la coerción para tratar de que se arreglara el asunto sin que llegara ante un agente del Ministerio Público, en ese tiempo no tuvo apoyo médico y permaneció parado por casi dos horas, con el rostro ensangrentado.

Ahí se enteró que su agresor, cuyo nombre desconoce, enfrentaba ese día la muerte de su padre, pero a principios de semana habían fallecido su madre y su abuela.

“Entiendo la situación, pero no actué con mala fe y me agredió por la espalda, destruyó mi equipo, yo soy el afectado”, estableció.