René Hinojosa
En Matamoros, Tamaulipas, como bien se sabe hay muchos… pero muchos oficios… en los cuales se desarrollan una buena cantidad de los matamorenses, hay carpinteros, pintores, peluqueros pero no hay oficio más tradicional en este lado norte de la frontera que el bolero.
En esta ocasión el señor Guadalupe Franco Alcalá, que con mucho cariño, pasión y amor sigue desempeñando este arte de la boleada en la ciudad, según dice.
El señor Franco, comentaba que no fue fácil estar en la ciudad los primeros años de estancia y que fue mucha constancia para hacerse de su clientela. Comenzó en el mundo de la bolería debido a que en sus inicios tenía una lesión en su brazo izquierdo que le impedía hacer otras actividades y que no tenía el apoyo suficiente para ejercer una carrera universitaria, pero, eso no fue obstáculo para el señor Guadalupe.
Nos comentaba don ‘’Lupe’’ que lo que más lo motivó fue que en Matamoros hay la manera de sacar ese extra monetario, trabajo de sobra y dejando en claro el buen carácter y humor que nos caracteriza alegremente a los matamorenses.
El gusto del señor Guadalupe creció cuando llegó a la ciudad sin conocerla y con muchas ganas de ‘’chambear’’; arribó a la tradicional Plaza Principal con una caja de cartón donde cargaba con todos sus utensilios laborales junto con su cajón de boleo y su banca para apoyar los zapatos de sus clientes.
Sus ganas de superarse como bolero lo inquietaron lo suficiente a manera de que poco a poco fue conociendo la ciudad entera; dando paso por los puentes internacionales, agencias aduanales, afueras de los restaurantes entre otros muchos otros lugares hasta hacerse de su acomodo de su silla solicitando los permisos requeridos para poder trabajar en forma.
Nos glosaba en ese momento que en la ciudad lleva 35 años (y contando) desenvolviendo esta habilidad y trabajo que le ha dado muchos ratos no tan buenos, de alegría y muchas satisfacciones. Su más grande gozo fue el sacar adelante a su familia, sin que les faltara el plato de comida caliente en la mesa, pero mejor aún, el darle los estudios necesarios a sus hijas y ganar ese gusto propio de que si se pudo.
Gente como Guadalupe Franco es la que se necesita difundir más, gente que con el sudor de su frente y sin pedirle nada a nadie, salen adelante llevando el sustento y la educación a su familia; el esfuerzo y constancia es la clave del bienestar.