“El Capitán Fantasma”…mejor que el Chapo por escaparse de prisiones 

1864

  *Inició su carrera delictiva muy joven y registró una larga lista de penales, de diferentes cárceles, en varios estados e inmortalizada  en el corrido de Carlos y José 

Redacción Periódico El Norteño   

    Santiago Reyes Quezada, inicio “su carrera criminal”, a los apenas 15 años de edad, por robar accesorios de automóviles, pero con el tiempo,  el conocido como “Jimmy”, pasó al del célebre  “Capitán Fantasma”.   
  En mil 938, se registró su primera detención y luego de 60 días en un Tribunal para Menores de Tampico, aprendió carpintería y ebanistería,   y luego se registró su primera fuga. 

 

 
   Reyes Quezada salió por un pequeño pasillo  y lejos de rehabilitarse,  asaltó un comercio junto con 3 amigos. 
Una vez más fue detenido e internado en

 prisión, donde fue colocado en una celda especial para reincidentes. 
 
 El Capitán Fantasma rompió unas  ventanas y huyó  del Tribunal tras deslizarse por un angosto pasillo. 
 
Un año  después , en la Ciudad de México, Reyes Quesada fue detenido  y llevado a otro Tribunal para Menores ubicado en la colonia San Rafael, de donde se fugó un domingo, mezclándose entre las personas que realizaban una visita. 
   
  Reyes Quesada fue recapturado cerca de la colonia Morelos y regresó a la cárcel donde, en esta ocasión, enamoró a un celador homosexual para que lo dejara escapar. 
 
    Luego comenzó a delinquir por todo el norte del país, desde su tierra originaria, Tampico, Tijuana, Monterrey, Torreón, Zacatecas y San Luis Potosí. 
 
Para 1945 fue detenido en Tamaulipas y de nueva cuenta fue a parar a una prisión estatal. 
 
   Con las ganancias de sus robos, Reyes Quesada sobornó a dos custodios para que lo dejaran escapar en Navidad. 
 
   Meses después, Reyes Quesada se mudó a Michoacán donde asaltó un comercio y asesinó a balazos a la propietaria. 
   
Ahora escapó a Jalisco donde fue detenido y llevado a Oblatos, donde también “compró” a los custodios, quienes  además de dejarlo libre, huyeron con él. 
 

Ya como militar 

 
      Reyes Quesada regresó al Distrito Federal donde compró un uniforme del Ejército para hacerse pasar por militar; además, fabricó una credencial de identidad falsa a nombre de “Roberto López Hernández” y mandó a ponerle a su vehículo un escudo de la Secretaría de la Defensa Nacional. 
 
  Para 1948, Reyes Quesada, quien ya era apodado “El Capitán”, fue detenido y llevado a la prisión de Lecumberri, donde en diciembre de ese año sobornó a 2 custodios para que le prestaran un overol y se hiciera pasar como comisionado en la Dirección, lo que le permitió meterse en un camión y abandonar la cárcel. 
 
“El Capitán Fantasma” regresó a Tamaulipas donde fue nuevamente detenido y trasladado en esta ocasión, “escapó” dentro de un vehículo de madera que construyó para un niño. Los celadores nunca se dieron cuenta que el preso salió del penal dentro del “juguete” en febrero de 1950. 
 
   Al regresar a la Ciudad de México, Reyes Quesada fue nuevamente arrestado. Pero para abandonar la cárcel, el “Capitán Fantasma» fingió estar enfermo y fue llevado al Hospital Juárez, de donde se fugó gracias a un descuido de sus vigilantes. 
En 1951, Reyes Quesada fue recapturado nuevamente en el Distrito federal y regresó a Lecumberri, de donde se fugó con otro reo luego de limar los barrotes del juzgado tercero penal. 
Después de cierto tiempo, Reyes Quesada regresó a Tamaulipas pero fe recapturado por las autoridades, por sus fugas anteriores. 
 
En esta ocasión el “Capitán” fue llevado a la cárcel de Andonegui, de donde escapó dentro de una cantina de madera que le fue solicitada por el gobernador Horacio Terán. 
  
 En agosto de 1957, Reyes Quesada fue capturado mientras paseaba junto a 2 hermosas mujeres. 
     
Esta vez, el “Capitán”  acepto ser culpables de 7 asesinatos y el robo de 17 vehículos último modelo. Tras la declaración fue llevado a la prisión de Salgado, Guanajuato. 
 
Apenas unos días de su detención, Reyes Quesada se escapó cortando los barrotes de la cárcel. 
 
Unos 15 días después de escapar de prisión, Reyes Quesada asaltó un camión de pasajeros en Aguascalientes y semanas más tarde entró a la famosa Casa de Vidrio donde robó $60,000 pesos de aquella época. 
 
    En julio de 1959, Reyes Quesada volvió a ser detenido. En esta ocasión,  el “Capitán” optó por dejar de comer hasta enfermar para ser llevado al Hospital Civil, de donde se fugó el 23 de agosto de ese año. 
 
   Meses después fue llevado al penal de Nuevo León, que contaba con un moderno sistema de alarma, así como una torre desde donde vigilaban militares armados. 
 
    Se dijo  que Reyes Quesada no se escaparía de esta prisión, pero en agosto de 1962 salió del penal escondido en un mueble fabricado por él. 
El llamado “Capitán Fantasma” continuó su vida criminal y, fue hasta 1971, cuando entró a la Penitenciaría de Puebla de donde ya no pudo escapar. 
 
  En 1971, después de tantas recapturas y escapes, el capitán fantasma entró a la penitenciaría de puebla. Se enfermó de todo y en 1981 su estado de salud empeoró. 
Fue llevado al hospital y de la cama huyó descolgándose de un muro con una cuerda que le vendió en veinte mil pesos el policía que lo custodiaba. 
Pero la cuerda de diez metros no alcanzó para que llegara al suelo… le faltaron tres metros. El policía corrupto había tirado al prófugo cuando se balanceaba en la soga. 
Se rompió las piernas, y con sus casi sesenta años a cuestas, se arrastró hasta un basurero. Se ocultó entre la inmundicia  y perdió el conocimiento. Lo encontraron y fue llevado otra vez al hospital. 
El Capitán Fantasma reingresó a la penitenciaría poblana en febrero de 1982 y pocos días después murió. 
 Su vida criminal, la inmortalizaron el dueto norteño Carlos y José en un famoso corrido. 
Más de cuarenta años había militado en las filas de la delincuencia. Poco quedaba de aquel hábil hampón que fuera visto en lujosos automóviles acompañado de exuberantes rubias y protegido por mujeres de la vida galante. 
El Capitán Fantasma tuvo una vida turbulenta, siempre huyendo de la justicia y burlando a la policía.