EL DEMONIO DE LA SEXTA

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Alejandro Mares Berrones

Pocas veces escribo en el género de artículo; pero hoy lo amerita, pues resulta que el alcalde de mi Matamoros Querido, Mario Alberto López Hernández, “La Borrega Corrupta”, se ha convertido en un medroso gobernante, alérgico a los periodistas que lo critican por su mal gobierno.
¿Qué le pasa a Mario López?, qué acaso el poder y el dinero ya le dañaron el cerebro; primero por tratar de meter a prisión a dos reporteros, que le criticaron su actuar como gobernante “infiel” al pueblo que le dio su voto.
“La Borrega Corrupta”, como el rey Herodes quiso cortarles la Libertad de Expresión, utilizando toda una confabulación, para entregarlos en bandeja de plata y pretender mandarlos hasta 8 años de cárcel y todavía persiste la amenaza.
¿Qué le pasa a Mario López?, que acaso no sabe que un día su poder político se le va a acabar y que su gobierno quedará escrito como una historia de caco, con antecedentes no solo en la Fiscalía de Combate a la Corrupción del Estado, donde tiene 6 carpetas de investigación por delitos cometidos por servidores públicos, sino también por las recientes revisiones que le hicieron la Auditoría Superior del Estado y la Auditoría Superior de la Federación donde le han encontrado graves irregularidades a la Cuenta Pública 2020.
¿Qué le pasa a Mario López?, que hasta el tono de voz ha cambiado, la calidad y estilo de su habla es antipática, frenético y maniaco; hasta el hocico tuerce cuando habla.
¿Qué le pasa a Mario López?, que presume que se ha educado para ser humilde, pero en realidad se ha enriquecido desde que llegó a la alcaldía, ahora posee más propiedades, vehículos del año y hasta anda comprando ranchos.
Es tan hipócrita que al pueblo le dice que es humilde, pero en realidad no tiene llenadera, presume su nivel académico, sus carreras, su maestría y su doctorado como si eso fuera garantía de que no es corrupto; eso solo lo muestra como lo que es, un tipo de muy poca sal en la mollera y que al ser exhibido por los periodistas busca vengarse, como el caso más reciente contra el compañero Javier Villegas, que pidió al dueño de la estación, donde labora el comunicador que lo despidieran.
¿Qué le pasa a Mario López?, vengarse, de forma muy personalizada contra los periodistas que critican su mal gobierno, pretender con dolo y mala fe dañarlos con mandarlos a prisión y que los despidan de su trabajo, eso es grave en un gobernante que indica que no está bien de la “chompa”.
¿Qué le pasa a Mario López?, que acaso no sabe en que acaban los gobernantes con gran soberbia, allí están los casos de Tomas Yarrington y de Eugenio Hernández Flores.
¿Qué le pasa a Mario López?, acaso está embrujado o endemoniado; a poco no sabe que el poder es la peor de las adicciones, porque los adictos al poder, jamás prevén su caída.