El Gobernador vino a Matamoros a inaugurar tres módulos del Hospital General, pero no es ni el 50% del elefante blanco, eso sí evitó hablar con la prensa de las acusaciones en su contra…

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Agencias Revista Vertical

A bordo de camionetas blindadas y con un inmenso grupo de seguridad, listos para amedrentar a la Prensa, llegó el gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca a Matamoros, a inaugurar tres consultorios -una pequeña parte de ese elefante blanco- en el Nuevo Hospital General de la Marte R. Gómez.
En el lugar ya lo esperaba el secretario de Desarrollo Económico, Carlos Chito García, la secretaria de Salud en el Estado, Gloria Molina, el diputado Héctor Escobar, el panista Juan Patiño Cruz, Guillermo Nieves y hasta Xicoténcatl González Uresti, Xico, un político protegido por el Gobierno del Estado y muy repudiado por el pueblo de Ciudad Victoria a quienes no se les olvida que los dejó en la miseria.

Al sitio arribó el obispo de Matamoros, Eugenio Andrés Lira Rugarcía y cuando accedió al hospital, el primero que cruzó palabras con él fue Xico, pero el hombre de Dios, tomó su distancia, ya que olvidó llevar el agua vendita, para purificar el alma de los panistas como Xico de cola larga y de uña afilada.
En seguida arribó el gobernado y los tiralevitas del PAN se agruparon en el acceso principal para recibirlo, mientras su guardaespaldas con alta prepotencia amedrentaba a la Prensa y pedían distancia:
-Atrás del tubo, atrás del tubo -repetía uno guarura como disco rayado.

Luego de la foto del recuerdo, el reportero Alejandro Mares cuestionó al gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca, sobre las acusaciones del Gobierno Federal y del cable informativo del estadounidense Tobin Bradley donde lo señaló de reunirse con El Chapo, Guzmán, pero sus guardaespaldas le tiraron el teléfono celular porque lo golpearon por la espalda.
Tras ser interrumpido el reportero, por los cubrepolvos del gobernador, este aprovechó para entrar al sitio donde se escondió a piedra y lodo al igual que Carlos Chito García González a quien también se le pidió su opinión sobre las acusaciones contra su patrón, sin embargo, se hizo el que no escuchaba, y respondió: buenas tardes, buenas tardes y así se escabulló fingiendo demencia.