Alejandro Mares Berrones
Las cifras son abrumadoras, la frontera entre México y Estados Unidos, es un sepulcro abierto; un verdadero camposanto, donde abundan las fosas clandestinas, “las camas del diablo” y los campos de exterminio.
En México desde 1962 a agosto de 2023, se habían reportado 290 mil 824 personas desaparecidas; de los cuales 110 mil 954 corresponden al gobierno de AMLO.
En 2018, Obrador arrancó su gobierno con 103 mil 833 personas desaparecidas, según la cifra que reportó Alejandro Encinas, entonces subsecretario de Derechos Humanos de la SEGOB, de los cuales 59 mil 709 habían sido encontrados y 44 mil 124 permanecían desaparecidos; esos datos, ha dicho López Obrador, fue producto de la guerra de Calderón contra el narco.
Hoy, cada hora desaparece una persona en México y son miles de cadáveres sepultados, cocinados, calcinados y exterminados por todo el territorio nacional.
Para ejemplo, Tamaulipas, es el segundo estado con más desaparecidos, se habla que la cifra supera los 111 mil, según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas o No Localizadas (RNPDNO).
En este estado, para las madres buscadoras y para los Colectivos como “Amor por los Desaparecidos”, es de alto riesgo, buscar en la frontera desde Nuevo Laredo a Matamoros a sus seres queridos, pues ya existe un antecedente de una activista asesinada.
Se trata de Miriam Rodríguez, quien creó el Colectivo “Madres Buscadoras por nuestros hijos de San Fernando”, ella misma realizó una investigación para dar con los secuestradores y homicidas de su hija Karen, hasta que los encontró y los denunció, pero irónicamente fue asesinada el 10 de mayo de 2017, como les ha ocurrido a otras madres en el país, ante la indolencia de los tres niveles de gobierno.
Pese a esto, en la frontera norte del país, se siguen descubriendo campos de exterminio, el 8 de noviembre de 2023, el Colectivo “Amor por los Desaparecidos”, que encabeza Edith González Treviño, localizaron una “cocina humana”, a 3 kilómetros de la carretera Reynosa-Nuevo Laredo, que se localiza al costado del canal Guillermo Rodhe, por la Ribereña.
Cuando llegaron a ese lugar, todavía estaban los cadáveres sobre neumáticos ardiendo, a esto se le conoce como “la cama del diablo”, cocinan los cuerpos con llantas y ramas, para que no sea fácil su identificación.
La cocina estaba “activa”, dijeron algunos miembros del Colectivo, “sentimos tristeza, dolor, impotencia, miedo y el olor a carne humana”; ellos tienen trabajando en Reynosa desde el 2019 y han encontrado cuerpos, restos óseos en fosas, superficies y en campos de exterminio…
Como el del día 8 de noviembre, donde encontraron 8 personas calcinadas, restos óseos y cuerpos completos, a los que todavía se les podía observar parte del tejido, presuntamente fueron echados a la hoguera con vida.