Galardonan a investigador de la UNAM por estudio sobre el veneno de alacranes

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CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El trabajo de más de 40 años sobre la estructura de los venenos de alacranes de México y 16 países del mundo realizado por Lourival Possani Postay, investigador emérito del Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM, campus Morelos, fue galardonado con el Premio Luis Elizondo al Sentido Humano que otorga el Tecnológico de Monterrey.
En México, resaltó el investigador emérito, existen más de 280 especies de alacranes y 16 de ellas son consideradas venenosas, y para las ocho más importantes el IBt ha contribuido al desarrollo de antivenenos “de última generación”.
De acuerdo con el también ganador del Premio Nacional de Ciencias y Artes 1995, su laboratorio en la UNAM es el mayor referente sobre la estructura y función de los componentes de esos venenos.
“Esto ha sido conocido no sólo en México, por lo que recibimos solicitudes de colaboración del norte de África, Sudáfrica, Turquía, Brasil y Cuba; de todos lados vienen porque quieren trabajar con nosotros”, comentó.
Possani Postay y sus colaboradores han determinado la estructura de los venenos y qué componentes provocan intoxicación en los humanos, pero también han analizado los que no son considerados peligrosos y que pueden ser útiles para la industria farmacéutica.
Los alacranes contienen “un arsenal” de compuestos químicos que les ayudan a alimentarse y sobrevivir, pero que también podrían ser aprovechables para la humanidad. Por ejemplo, explicó el académico, hay estructuras que tienen potencial para combatir enfermedades inmunológicas.
Gracias al trabajo de Possani, doctor honoris causa por la Universidad de Debrecen, en Hungría, se han solicitado 90 patentes, de las cuales más de 40 han sido otorgadas no sólo en México, sino en varias naciones.
Además de colaborar en la secuenciación y estudio de los venenos de alacrán, el especialista trabaja en conjunto con Baltazar Becerril en la búsqueda de faboterápicos (antivenenos creados con anticuerpos purificados utilizando plasma de animales) de origen humano para el diseño de la siguiente generación de vacunas, evitando así el uso de compuestos de origen equino, como se hace en la actualidad.