GARAY, El REPORTERO

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LA HORA DE TODOS / Víctor Contreras

Era Reportero Policiaco por excelencia. Hoy es comunicador social.
Nacido un 3 de junio, (mediados de siglo pasado) el joven Miguel Garay, destacó en el periódico “El Bravo” de allá de su Matamoros querido, porque como bien lo dice, “la escritura era una forma más de encontrar la libertad, un oficio extraordinario para encontrarle sentido a la vida, y de divertirse, de ganarse el pan de cada día”.
Palabras más, palabras menos, así lo dice nostálgico Miguel Garay Ávila, durante un frugal desayuno, que sin libreta ni grabadora en mano, ni fotos de por medio, salieron a flote los recuerdos y las anécdotas de lo que es para unos, el ingrato oficio del periodismo porque como decía el polaco Ryszard Kapuścińsk : “Antes, ser periodista era una manera de vivir, una profesión para toda la vida, una razón para vivir, una identidad”.
Aunque para el Nobel Gabriel García Marquez, sea «el mejor oficio del mundo», la verdad, que al inicio se sufre mucho, y después, mucho más. Y con el paso del tiempo, se nos pasó el tiempo. Y no sabemos si perdimos el tiempo, pero no aprendimos.
Fue una plática espontánea. Inolvidable
Y hoy, los periodistas, en el sentido estricto, son una minoría. “La mayoría no sabe escribir ni tiene problemas éticos ni profesionales, y ya no se hacen preguntas”.
Cualquiera puede serlo. Con el uso de un celular y sus Sélfies y videos, se trasmite en vivo , “ y ya se hace periodismo”.
Con esa sencillez y humildad que le caracteriza, Miguel Garay, contaba -sintiendo la misma emoción que el que esto escribe-, que sí fue producto de la cultura del esfuerzo, iniciando su vida laboral desde los 11 años, en los oficios más variados como voceador, chiclero, bolero, albañil, plomero, electricista y hasta dibujante arquitectónico.
Y alguna vez, cuenta, previo a un show de Héctor Suárez en aquella Heroica Matamoros, que le contó al comediante, que también en su vida real, había sido “Mil Usos”, a lo que el actor le contesta con su agilidad mental devastadora e irónica:
–“¡Pues, cuídalos, Cabrón, porque te los chingo!”.
Inició, Garay El Reportero, su vida en el periodismo en la etapa preparatoriana y menciona con cariño de aquella edad a “La Burrita”, el rancho donde nació, ubicado a las orillas del rio Bravo, en aquellas tierras de El Refugio que eran de las familias Hinojosa, los Cisneros y los Garza.
Y durante la conversación salieron personajes como Héctor Miguel Chávez, mi Maestro Jorge Rodríguez y coincidíamos en los textos de los buenos periodistas y que según los grandes del periodismo:
“Cuando uno se aburre escribiendo, el lector se aburre leyendo” .
Y mientras Garay habla, el que escucha, repasa su vida, haciendo los dos, una crónica a dos manos, uno hablando y el otro recordando, una novela “croniqueada” de nuestra vida, como decía mi Maestro Jorge.
Concluíamos al respecto, que los reporteros redactores de textos interesantes, son aquellos que llevan al lector de la mano, desde la primera hasta la última línea y, a veces los mismos lectores reclaman
–“¡Oye, le faltó texto a esta chamba. Está interesante. Te la bebes como si fuera agua”
Por eso algunos consumados y tiranos lectores dicen: “si el primer párrafo no me atrapa, no me molesto en seguir”.
Pero como dicen los que saben, los experimentados que “La estructura es menos importante que querer decir algo. Si no tienes algo que decir, estás en problemas, ni toda la estructura del mundo te va a salvar”.
En fin, me gustaría algún día ser un buen Redactor para ser buen Reportero y luego periodista que domine los siete géneros. ¿Imposible? Es cierto.
Como que el que esto escribe, ya metió su cuchara, ¿no?.
Es lo primero que no se debe hacer.
Hay que retratar al personaje y la verdad, Miguel Garay, es un buen Reportero.
Y no estudio. Es empírico. Lo traía en las venas. SE tituló con la experiencia diaria, con la sensibilidad de la vocación: Reportero natural.
De la Sección Policiaca se convirtió en el mejor reportajísta de Nota Blanca con una cobertura amplia como pocos y que sin el permiso su apreciado jefe Natividad Alemán, logró darle brillo no solo al periódico El Bravo sino también a la Estación de Radio para la cual trabajaba otro de sus Tutores apreciados. (Disculpen la imprecisión de los datos, lo estoy redactando de memoria), pues algunas noticias lograron atraer la atención de varios medios televisivos y escritos internacionales.
Estos campanazos periodísticos, fueron la Matanza de Judiciales en San Fernando en el 85, la marcha contra el alcalde Antonio Cavazos el 27 de junio, hace 43 años, en el sexenio de Enrique Cárdenas.
Sin olvidar la cobertura que le dio a la muerte de El Quemador, aquel judicial y violador brechero, que participó de “La Quema” de El Mante durante el sexenio Enriquista y que coincide que “El Quemador”, que fue quien asesino a los líderes del movimiento y en plena celda donde estaban presos, y que luego a él, lo acribillaron entre el monte, como al “Tigre de Santa Julia”.
Una Nota ya publicada en su periódico “Expresión”, que causó furor en los medios, donde titula: “Jorge Cárdenas enloquece” en su segundo periodo, información a la que Televisa lo hizo famoso por varias semanas, y lo ubico como uno de los mejores Reporteros de Nota Blanca.
Por eso dice García Márquez que “La mejor noticia no es siempre la que se da primero sino muchas veces, la que se da mejor”.
Para el que esto escribe, el polaco Ryszard Kapuściński, uno de los mejores periodistas de la historia del periodismo, además de Heródoto, García Márquez, dijo que su trabajo no consistía en “pisar cucarachas, sino en prender la luz para que la gente vea cómo las cucarachas corren a ocultarse”.
Pero su frase reflexiva y lapidaria que hace la diferencia entre buenos y malos periodistas, no puede evitarse: “Las malas personas no pueden ser buenos periodistas, o los cínicos no sirven para este oficio”.
Y efectivamente, el periodismo es contar historias, como esta, que de memoria la escribo, porque nunca olvidé la conversación y en estos momentos, recuerdo que quien encendió la mecha para realizar una marcha que terminó en destrozos por la muerte de un estudiante, y que por poco matan a ladrillazos al Alcalde Antonio Cavaos, fue el Reportero Miguel Garay al escribir la nota en el Periódico El Bravo y darle seguimiento.
Y recuerdo con precisión que mientras los orquestadores de esa marcha de hace 43 años, no solo surtían de piedras y ladrillos a los manifestantes para que destruyeran tiendas y comercios, sino que también gritaban:
–“¡A las tiendas de Don Jorge No. A las tiendas de Don Jorge No!!
Qué casualidad, eran las tiendas del hermano del gobernador Enrique Cárdenas.
Y es que el pleito inició porque Don Agapito González El Tallarín, era el cacique del Pueblo, el padre del que fuera presidente del PRI, Rafael González Benavides, y se negaba a que renunciara el Director de Seguridad Pública.
Y como es mucho texto para lectores exigentes, el espacio y el tiempo nos apremia, citaremos unas líneas que en su cumpleaños publicó en Redes Sociales el Compañero Miguel Garay.
“Y por esos altibajos en mi vida, bien convencido estoy a mis 65 años del poema de Amado Nervo que en uno de sus versos del bonito poema que escribió:
Porque veo al final / De mi rudo camino / Que yo fui el arquitecto / ¡De mi propio destino!»
Y se despide con su frae mañanera desde El restaurante El Regio , sucursal Central de Autobuses, ¡Abrazos a todos!
dije !a todos!
Mejor nos leemos mañana.