Golpe de Estado…historia negra

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EN PARTIDA DOBLE

Alejandro Mares Berrones

El discurso que pronunció el General Carlos Gaytán Ochoa, el pasado 22 de octubre en las instalaciones de la propia Secretaría de la Defensa Nacional –SEDENA-, en la Ciudad de México, han sido tomadas por algunos medios nacionales como la antesala de un posible Golpe de Estado.
Incluso, El Norte, el periódico regiomontano ha publicado que “militares de Infantería y Caballería en activo mostraron su molestia por no tener posibilidad de repeler las agresiones de la delincuencia con el mismo poder de fuego y por ser humillados por civiles durante sus operaciones en el interior del país”.
Pero lo que más ha molestado a la tropa, es el hecho de que el presidente de la República, le haya pedido al Secretario de la Defensa Nacional, revelar el nombre de la cabeza del Grupo de Análisis de Información del Narcotráfico (GAIN) tras el operativo fallido en Culiacán, Sinaloa, donde dejaron en libertad a Ovidio, el hijo del Chapo Guzmán.
Sin duda, los hechos ocurridos en Culiacán, movieron las estructuras del Ejército y Fuerza Aérea, al grado que hasta el propio Andrés Manuel López Obrador, en su cuenta de Twitter publicó:
“¡Que equivocados están los conservadores y sus halcones!. Pudieron cometer la felonía de derrocar y asesinar a Madero, porque este hombre bueno, Apóstol de la democracia no supo o las circunstancias no se lo permitieron, apoyarse en una base social que lo protegiera y lo respaldara”.
Y las palabras más recientes de AMLO, en cuanto al discurso del General Gaytán, fueron:
«La declaración del General es imprudente. Tiene él todo su derecho a expresarse, a manifestarse, pero si leen ustedes el texto, hay una actitud poco mesurada. Recuerdo algo que dice: ‘hay una ideología dominante, que no mayoritaria’, un lenguaje bastante conservador y estamos enfrentando eso también con la transformación», dijo López Obrador en su famosa conferencia de prensa, denominada “La Mañanera”.
Según López Obrador, en el operativo de Culiacán se «mostró el cobre»:
«Es que lo de Culiacán sacó a flote muchas cosas, por eso algunos se enojaron cuando dije que se había mostrado el cobre, pero permitió poner en la superficie muchas cosas».
«¿Por qué sale todo esto? Porque hay una nueva política. Anteriormente se apostó a la aniquilación del contrario, y eso no va a volver a suceder y esa mentalidad desgraciadamente se estableció en ciertos sectores muy conservadores, autoritarios».
Sobre las declaraciones de un posible Golpe de Estado, es decir, de que los militares derroquen a su gobierno, López Obrador fue categórico:
“El pueblo, incluidos los soldados, nos respaldan y no hay nada que temer».
EN CONTRAPARTIDA, el miércoles de la semana pasada viaje a la Ciudad de México y lo que más me sorprendió fueron las opiniones en contra de Andrés Manuel López Obrador, lógico que me subí al avión, al metro, al metro bus, al taxi, con los boleros, en fin con el pueblo…ese pueblo que lo llevó al poder y sobre todo con los chilangos que lo amaban.
En una escala del 1 al 10, la opinión de por lo menos el 50 por ciento de los ciudadanos con los que conviví, se expresaron al unísono: “Es un in…, no creo que dure los 6 años”…
Vaya sorpresa, el año pasado no hubiesen contestado de esa manera y es que los chilangos han sido la base de su fortaleza política del actual Presidente de la República y hoy, por lo que observé y escuché, ya no es así.
La liberación de Ovidio Guzmán, no solo molestó al Ejército, sino también a los habitantes de la Ciudad de México, no a todos, pero sí aquellos que no piensan igual a López Obrador.
Sin duda, un Golpe de Estado, como el ocurrido en 1913, sería catastrófico para nuestro país, esperemos que solo sea el terremoto político del nuevo régimen de izquierda de la llamada Cuarta Transformación y no se convierte en realidad, porque sería una calamidad.
Eso ya quedó en el pasado, es la historia negra de nuestro país, donde un puñado de militares traidores encabezados por Victoriano Huerta, asesinaron a Francisco I. Madero y a José María Pino Suárez, próceres de la democracia.
Por hoy es todo, nos vemos en la próxima y recuerden: ¡El lenguaje como legítima defensa!.