Fuente Revista Vertical/Julio Alberto Rubio
Como en tiempos del porfiriato donde la elite pomposa adherida a la Familia Limantour, por ser el jefe del clan, secretario de Hacienda de los Estados Unidos Mexicanos, se hacían fiestas pomadosas para celebrar hasta una flatulencia.
Así, mientras el pueblo indígena sufría explotado, con mecapal y yunta, buscando un plato de frijoles, en las grandes casonas de los ricos tiraban la comida, a la vista del proletariado.
Poco han cambiado las cosas cuando volteamos a ver el cielo para rogarle al todo poderoso ilumine las mentes y los corazones de los políticos de ahora, que pintan una raya azul entre el retrete y su elegante cocina plateada.
En el horno de los ricos los manjares.
En el retrete de pozo del obrero entre casitas cuarteadas los borbollones de aguas negras y los niños cenizos, semidesnudos con el pañal atrás hecho bola.
Las mujeres con los pies lampreados entre las chanclas levantando polvo.
Los hombres en la banqueta oyendo música, en pantalones cortos, con una camiseta al ombligo se empinan cerveza caguama enseñando orgullosos los pelos de las axilas y una gran colonia de verrugas.
Cuando el porfiriato apenas había teléfono alámbrico, que en comparación de ahora está todo colmado de redes sociales y eso nos invita reflexionar en detalles burdos como los de las campañas políticas llenas de interés, de mentiras de hipocresía y de corrupción.
“Muy rico comiendo en honor al día del taco”, así lo publica en sus redes sociales Ivett Bermea, dama de las copetonas importada de los Estados Unidos a Matamoros con todos los ingredientes del voto en tiempos de los Limantour, pero con pelo lustroso relumbrante de planchado como plumaje de cuervo preparada para un aquelarre.
Reunirse para cosas vanas, sin sentido todos los adinerados y advenedizos del tintineo de las monedas, porque van a festejar el día del taco, es como preguntarle al obispo Andrés Lira Rugarcía si es pecado que los ricos festejen entre ellos mismos de esta forma cuando saben cómo católicos que son, que hay un comedor Manos Unidas que vive de la caridad.
Estará consciente la elite que busca el poder de que hay trabajadores taqueros que llegan a la casa rendidos a las 7 de la mañana con los pies hinchados, los zapatos rotos, empapados de aguas negras, pestilentes, por la fugas de drenaje qué hay en la ciudad.
¿Sabrán las encopetadas planchadas y acicaladas que después de una ardua jornada laboral los taqueros le llevan a sus hijos un itacate de tacos fríos, que el patrón les descontó de su sueldo para que almuercen, antes de conectarse a clase?
¿Acaso entenderán Carlos e Ivett que en la vida del pobre la casa en vez de jardín tienen el tallador y el tendedero de mecate nailon donde sin horquillas cuelgan las prendas de vestir que se llevarán mañana al trabajo porque nada más tienen dos cambios?
¿Con todo esto, será justo que se festeje una menudencia como elDía del Taco?
Donde la apariencia que dan los convocados es:
“Nosotros ya comimos en este lujoso lugar lleno de hermosura y comodidad…
”Solo les faltaría decir:“Voten por nosotros, por mi y por mi esposo Chito, porque queremos seguir festejando mas días del taco como este, con los dineros de ustedes”.
Ivett, Chito y los demás que asistieron a este festejo miserable del Día del Taco, no se burlen de la gente, pierdan el miedo salgan a la calle den la cara pónganle verdadero interés a la misión que ustedes mismos se asignaron creyéndose dueños de Matamoros.
No corran, no se oculten cómo los tejones en su madriguera, no tiren la piedra y escondan la mano porque las elecciones no nada más se ganan comprando votos, también se ganan con empatía y con cariño.
No todo es prostitución, tampoco todo es de los ricos.
Lo que hace grande a una persona no son sus títulos honoríficos ni sus doctorados en ciencias ocultas, es su trato con la gente lo que los hace valer.
Por eso Porfirio Díaz con todas sus fiestas y sus Limantoures se fueron y se perdieron en la oscuridad.
Ustedes hoy festejan todo, hasta una flatulencia de Tito, como practicando para la sinfonía de flatulencias de toda la planilla panista que el día 6 de junio ensamblarán.
Si ganan qué bueno y si pierden también.