La campaña negra contra Melhem Salinas
José Ángel Solorio Martínez
Conozco a Edgar Melhem Salinas -Presidente del Comité Directivo Estatal del PRI- desde que era un niño. Lo veía esporádicamente en el pueblo donde somos ambos oriundos. Con su padre, Moisés Melhem y sus tíos Jesús y Zacarías, cada que visito Rio Bravo, Tamaulipas, me encuentro con ellos -programada o en forma circunstancial- frecuentemente. Son hombres políticos. Como decía el filósofo: son zoo politikones. En suma: los Melhem, la mayoría, son mis amigos.
Por eso, es muy probable que esta opinión sea sesgada, parcial, no tan objetiva como deseara. No me importa. Por eso diré lo que pienso sobre las oscuras acusaciones que una mujer ha hecho ante la autoridad, penal sobre Edgar.
Lo acusa de hostigamiento y de violencia de género. No me extraña que esos señalamientos se den en estos momentos. La coyuntura es especial, para con esas estrategias dañar carreras políticas. ¿Por qué la chica, no levantó esas demandas hace algunos meses? ¿Por qué pide que se le inhabilite por siete años a Melhem Salinas, por las razones expuestas? (Como si fuera jueza la acusadora).
Es conocido que el dirigente del PRI en Tamaulipas aboga por que su partido no concurra a la coalición con el PAN para el 2022. Como también es conocido que la fémina que lanza esas flamígeras peticiones, forma parte del grupo de priistas simpatizantes de la alianza con el panismo tamaulipeco.
En otras palabras: eso explica lo encarnizado de la pugna al interior del PRI regional, para ir o no ir con el azul en unidad para disputar la gubernatura. No digo que sean falsas las declaraciones de la damita. Como jamás afirmaría que Edgar, hizo lo que la anti-aliancista mujer dice que le hizo el paisano. No hay texto sin contexto.
Lo que se infiere, es que el debate al interior del tricolor se ha avinagrado. Los priistas pro alianza, andan felices. Han engrandecido la postura de la acusadora -que también es la Secretaria General del CDE del Institucional- en un evidente afán de debilitar al diputado y dirigente del PRI tamaulipeco.
No parece ser, una táctica correcta de los pro-aliancistas. Le apuestan a la defenestración a toda costa de Edgar del CDE. En el fondo, con esas campañas de odio, los pro-aliancistas están echando a su dirigente en brazos de MORENA y provocando fracturas dolorosas en su partido.
Y otra: es mala señal, que los priistas, recurran al aparato de la Justicia, para dirimir sus contradicciones internas cuando el debate y el diálogo han dado muestra de ser -en estos casos- las herramientas más fructíferas.