El movimiento estudiantil, tuvo trasfondo político

 

 “La Noche Negra de Matamoros: Un Testigo de Excepción”

 

* Alfredo Zavala Padilla, periodista veterano de la vieja guardia, relata lo que sus ojos vieron y sus oídos escucharon, ese día trágico del 26 de junio de 1978.

 

Alejandro Mares Berrones

 

El periodista Alfredo Zavala Padilla, veterano de la vieja guardia, revive los recuerdos de aquella fatídica noche del 26 de junio de 1978. Con una mirada crítica al pasado, fue en aquellos tiempos una pluma muy afilada; en entrevista, se remonta a esa fecha y narra los hechos de terror y muertes que estremecieron a Matamoros.

“Todo inició a raíz de que Jesús Vargas Ruíz, un policía preventivo de guardia en la colonia Mariano Matamoros, junto con otro compañero (Leonel Sepúlveda), advirtieron que unos estudiantes estaban sentados en una banca en horas de escuela…

Vargas le llamó la atención a un jovencito de apellido Barrios Barba (Salvador), este policía golpeo al estudiante, mismo que posteriormente fue llevado al hospital donde falleció”.

Zavala Padilla, con décadas de experiencia en su haber y con una estupenda preparación académica, pues además de periodista, es profesor de primaria y abogado, recuerda con claridad los sucesos del 26 de junio de 1978:

“Vargas huyó y provocó la protesta estudiantil pidiendo su captura, la cual se llevó a cabo porque el policía se entregó voluntariamente; la segunda demanda de los estudiantes fue que Emiliano del Toro Farías fuera cesado del cargo de Jefe de la Policía…

El presidente municipal, doctor Antonio Cavazos Garza, no accedió a esa demanda, ni tampoco al cese de los comandantes Esteban Casas Nevarez y Gregorio Paredes, los sostuvieron en sus cargos un tiempo y eso fue lo que desató una noche de caos y de violencia”.

“Los estudiantes, enfurecidos por la muerte de su compañero, se lanzaron contra los símbolos del poder municipal”, relata el veterano del periodismo y recuerda:

“La petición de los estudiantes se sustentaba en que Emiliano del Toro tenía antecedentes penales; el lunes 26 de junio de 1978, publicamos, tanto el periódico El Bravo, como El Diario de Matamoros, que en el año de 1952, el Jefe de la Policía, en la zona de tolerancia, había dado muerte durante una riña a un chofer de un camión de volteo”.

Las publicaciones provocaron:

“Eso provocó que los estudiantes a eso de las 4 de la tarde, tuvieran una reunión con el Presidente Municipal, doctor Antonio Cavazos Garza en el Palacio; allí el alcalde cometió la imprudencia de decir, de justificar la muerte de Barrios Barba, argumentando que al que ´le tacaba, le tocaba´”.

“Eso incendió los ánimos de los estudiantes y pidieron al Presidente Municipal que fuera frente al kiosko, allí frente al Palacio a dar la cara y manifestar lo que tuviera que decir; subió al kiosko, empezó hablar…

No recuerdo cuales fueron sus palabras, pero los estudiantes respondieron y lo agredieron a pedradas, y no fue propiamente que le pegaran un ladrillazo al Doctor Cavazos, eso se ha ido distorsionando…

Fue el licenciado Adolfo Sierra, ya fallecido, funcionario municipal, quien protegió al presidente, con él iban otros funcionarios que no alcance a ver quienes eran; huyeron, se metieron a un café que se llamaba Emir, que estaba en la González, entre 5 y 6, por allí continuaron corriendo hasta salir por el Teatro de la Reforma, por la calle Abasolo y desapareció”.

LA QUEMA DE PRESIDENCIA

Esto detonó que la Presidencia Municipal, la Inspección de Policía, la Cárcel y los Juzgados Penales fueron consumidos por las llamas, por una turba enfurecida, dejando una estela de destrucción y miedo en la ciudad:

“Los estudiantes reaccionaron, comenzaron apedrear y a quemar el Palacio Municipal, que tenía apenas 8 años de haber sido estrenado, contaba con una fachada de puros cristales; existía una entrada para los Bomberos y otra para Tránsito. Fue una destrucción total”.

“Incendiaron vehículos y saquearon negocios, como Salinas & Rocha; se fueron por toda la Abasolo causando daños; los únicos negocios que se salvaron de la destrucción fueron los de don Jorge Cárdenas González. En aquellos años, había una política muy grande con don Agapito González Cavazos. En toda la república existían cacicazgos de líderes obreros”.

“Aquí en Matamoros, era don Agapito, quien en ese año, fue diputado federal y había sido Inspector de la Policía y controlaba ese departamento. Para que un Presidente llagara hacer alcalde, como el caso de Enrique Siller Flores y del propio Antonio Cavazos Garza, tenía que ser apadrinado por don Agapito González Cavazos”.

Zavala Padilla, quién cubrió los hechos como periodista, reflexiona sobre la complejidad de los eventos. “Fue un momento de gran tensión y dolor para la ciudad”, afirma.

“La muchedumbre llegó hasta la 21 y González, donde estaban las oficinas de la Judicial del Estado, las Agencias Primera y Segunda del Ministerio Público; los Juzgados Primero y Segundo, Penal y Civil que eran Mixtos; la Inspección de Policía y la Cárcel. Allí causaron destrozos, incendiaron todo”.

“Una fotografía que se le atribuye al compañero ya fallecido Luis Rey Garza Fuentes, capta cuando Ricardo Zolezzi, Jefe de la Judicial del Estado, sale con los brazos en alto, rindiéndose ante los estudiantes y lo respetaron, no le hicieron nada…

Igualmente sucedió en el interior de la cárcel, donde dieron muerte, quizá por los propios custodios, porque dispararon a un reo de nombre Juan Mares Castro y también murió un estudiante de apellidos Munguía Lambarri (Vicente Antonio) y otro (Francisco Rangel Niño)”.

Sobre estas muertes, recordó:

“Lambarri, era un jovencito, no fue muerto en el interior de la cárcel. Fue asesinado en uno de los juzgados, yo creo que los custodios dispararon de adentro de la prisión hacia afuera y lo mataron y no se supo, no hubo una trascendencia, no hubo una protesta, no hubo nada, murió y murió como los demás”.

FUE UNA NOCHE NEGRA

El miedo y la incertidumbre se apoderó de las calles. La relación entre las autoridades y los ciudadanos en ese momento se volvió más tensa:

“Fue una noche negra, fuera de lo común, no estábamos acostumbrados a situaciones de ese tipo. Muy rara, muy extraña; vandalismo, la destrucción del Palacio Municipal e incendio de vehículos, la muerte de personas, el saqueo de negocios, fue una noche terrible, una noche negra; haga de cuenta, como lo que pasó a nivel nacional en 1968”.

“El Ejército tuvo que entrar a controlar la situación, implementó medidas de seguridad para prevenir más disturbios y saqueos, detuvieron a muchas personas, la gran mayoría estudiantes. Así terminó todo”.

–¿Qué pasó con los estudiantes detenidos por esos hechos?

–Lo ignoro, después del 26 de junio, todos entramos en una laxitud; después de toda la adrenalina que vivimos, no sé que sucedió.

“Tampoco supe que sucedió después con los policías detenidos, es una pregunta que siempre me he hecho; Jesús Vargas Ruíz, el policía que asesino a Barrios Barba, él se entregó, ahorita lo estoy viendo cuando va entrando a la cárcel”.

–¿Se habla, según la historia, que los estudiantes cuando llegaron a la prisión, tomaron las carabinas, rifles y pistolas de la Policía, se armaron y fueron los que dispararon?

–Eso no es cierto, allí estábamos nosotros (periodistas) y el Ejército; supongo, porque no me consta, con mi mente de periodista, que los únicos que pudieron haber disparado fueron los celadores de la cárcel y causado la muerte de los estudiantes (Francisco Rangel Niño, Vicente Antonio Munguía Lambarri y el reo Juan Mares Castro).

LAS PREGUNTAS QUE QUEDARON PENDIENTES

Zavala Padilla, vuelve a reflexionar:

“Hay varias incógnitas, porque cuando sucedió el ataque a la cárcel, ¿qué pasó con Jesús Vargas?; ¿dónde se refugió?; ¿quién o quiénes lo protegieron?; ¿cómo fue que los estudiantes no lo encontraron?, lo querían matar; son preguntas que quedaron pendientes”.

“Como que hubo un pacto no escrito por todos, que a partir del 27 de junio 1978. Todo silencio. Como que queríamos superar esa noche negra. Fue una cuestión psicológica de todos los matamorenses, de toda la prensa y de las autoridades”.

Zavala Padilla, reconoce que ese día Matamoros experimentó un cambio significativo en la dinámica social y política.

HUBO ACUERDO POLITICO

“El único que fue retirado del cargo fue Emiliano del Toro Farías, los comandantes continuaron; el doctor Antonio Cavazos Garza, se sostuvo en el puesto; porque hubo un acuerdo político entre el gobernador Enrique Cárdenas González, que no está escrito, ni se sabe, ni se supo”.

“Ese arreglo sería que Agapito González no se iba a oponer cuando Jorge Cárdenas González, se lanzara como Presidente Municipal, lo cual sucedió; la siguiente elección, la ganó don Jorge”.

A 47 años de distancia, Zavala Padilla sigue reflexionando, sobre aquellos sucesos. La Noche Negra del lunes 26 de Junio de 1978, dejó una huella imborrable en la memoria colectiva de Matamoros:

“Todo estuvo concatenado, lo penal y lo político e inclusive si se recuerda al líder de los estudiantes del Tecnológico, era Gabriel Hernández Alcántar, posteriormente durante la administración de don Jorge Cárdenas fue Director de Educación y Cultura”.

–¿Pudo haber evitado esa situación el alcalde Antonio Cavazos?

–Creo que no, porque había un fondo político, lo que pasa es que facilitaron las cosas.

“La renuencia del alcalde para llegar a un acuerdo fue la causa de la causa. Existía una cuestión como las actuales, un grupo en el poder y una oposición, a esta última se le presentaron las condiciones favorables, porque nadie había pensado que tenían que matar a un estudiante para hacer eso. Aprovecharon la situación”.

“En aquella época, los estudiantes del Tecnológico, hasta influyentes eran, Tránsito no los podía detener. Los grupos políticos sabían de su fragilidad y que en cualquier momento, podrían cambiar las circunstancias políticas. Como sucedió”.

“El Tecnológico cambió el panorama político, terminó con el cacicazgo obrero de Agapito y permitió la entrada de otros actores políticos como fueron los Cárdenas González”.

–¿En aquella fecha, el alcalde Cavazos Garza, culpó a los periodistas y a los medios de comunicación, de haber sido también causantes de prenderle la mecha a todo esto que sucedió?

–Pues tiene razón, pero nosotros no tuvimos la culpa, por ejemplo, de que el Jefe de la policía tuviera antecedentes penales; que el doctor Antonio Cavazos Garza, por haber dicho que ya le tocaba a Salvador Barrios Barba y los actores, como los dirigentes del Tecnológico como Gabriel Hernández Alcántar y otro que le decían “El Gori”, entre otros.

“Pero por respeto a las personas que ya no están con nosotros, quienes somos, para decir si se actuó bien o mal, si hubo trasfondo político, ¿qué autoridad tenemos?”.

Alfredo Zavala Padilla, concluye que “la noche negra fue un punto de inflexión en la historia de Matamoros. Nos debe recordar a todos, la importancia de la tolerancia y el diálogo en la resolución de conflictos. Es triste, a 47 años esos crímenes (los de Francisco Rangel Niño, Vicente Antonio Munguía Lambarri y Juan Mares Castro), continúan en la impunidad”.

Remató:

“Son los héroes desconocidos, las víctimas desconocidas”.

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