*Aracely Salazar Valenzuela, recordó muy bien la historia que quedó plasmada en fotografías y que todo el barrio aportó para el Museo del Ferrocarril, pero ahora están perdidas.
Por: Jorge Caleb
La historia del Barrio de la Galeana que lo distinguió por la Estación del Ferrocarril, está bien documentada, por anécdotas y fotografías que muchos de las familias de los alrededores a la antigua estación del tren, aportaron y que ahora no se saben de su paradero.
“La idea era conformar una galería que adornara, al actual Museo del Ferrocarril, pero nunca se hizo, por razones que no se conocen”.
La señora Aracely Salazar Valenzuela oriunda de este barrio y que recuerda esa historia desde su niñez, está ahora a cargo de la Cafetería Maru a unos metros de la antigua Estación del Tren, que era la entonces famosa cantina “El Pescador”, propiedad de su padre, Rubén Salazar Salinas.
“Anteriormente esta era una cantina que se llamaba El Pescador, el dueño era el señor Rubén Salazar Salinas, mi padre, era jefe de Bodegas aquí en el ferrocarril.
“Todos los trabajadores cuando salían de su jornada se venían a aquí a tomarse su cerveza. Mi papá puso aquí enseguida un puesto de venta de pescado, vendían chicharrón… hablamos de hace unos 60 años, al menos”, recordó la señora Aracely Salazar.
Los días en que se pagaba la raya y llegaban los pasajeros a las 5 de la tarde todos se venían a festejar a aquí en la cantina.
“Nosotros siempre hemos vivido aquí en la 12 y Galeana, verdad, cruzando los rieles. Luego, la cantina dejó de serlo y hace apenas, hace un año la retomamos para hacerla una cafetería”, continúa con su relato.
Y es que mi padre murió a los 70 años, uno de mis hermanos se quedó a cargo, pero luego por cuestiones de inseguridad, alguien invadió el lugar, pero finalmente pudimos rescatarlo. Ahora estamos tratando en honor a todos esos trabajadores, hacer un jardín, reveló.
“Hay muchas familias que nos reconocen y vienen porque mi mamá también puso un negocio de comida y conocía a todo mundo.
“Aquí venían muchas personas desde entonces, migrantes que iban a cruzar al otro lado.
“Pero a veces nos enojábamos con mamá porque ella atendía a todo mundo y no sabíamos si eran migrantes y ella los ayudaba a todo.
“Mi madre era una persona de un carácter muy fuerte, ya cuando le gritaban, Maura, Maura, cómo estas, la saludaban y ella contestaba, hola cabrones.
“También venían muchas personas, que eran jugadores de béisbol, aficionados a la pesca que se iban a los torneos y jugadores.
“Venían personas de los Estados Unidos, de Chicago, a la jugada y se encerraban por días, nadie los molestaba.
Y Aracely recordó también que pasó el tiempo y por cuestiones de inseguridad, decidieron, que ya no se conservara como cantina y la convirtieron en esta cafetería Maura.
“Tenemos fotos de lo que era antes esta cantina, por ejemplo esa ventana que la conservamos hasta ahora, de la vieja estructura de madera, allí abajo se sentaban a jugar dominó, antes estaba todo techado hasta allá hasta la banqueta, explica la actual dueña de la cafetería.
Tenemos muchos ladrillos que se cayeron y los conservamos, los vamos a reutilizar en este jardín. También tenían mesas de billar y jugaban de todo.
“Además mi padre juntó una colección de fotografías de las personas que venían a aquí al lugar, se tomaban la foto y se las regalaban a mi papá.
“Mi padre las iba metiendo todas a una maleta, de manera que se juntaron muchas, pero en una ocasión se metieron a robar y la maleta la dejaron tirada por allá por los rieles.
“Por fortuna una persona la encontró y la reconoció y nos la devolvió. Luego una señora, que ya murió y que andaba mucho en la política, ella recolectó muchas fotografías porque nos decía que iban a hacer para el museo del ferrocarril, pero no se hizo, no hay ni una sola fotografía en el museo de toda esa gente que vivía antes en este barrio, expuso Aracely Salazar.
La historia de las fotos
“Ahora nos dicen que todas esas fotos las tiene una persona que está encargada del IMAC, junto con otras fotografías que les dieron otras familias de aquí del barrio, descendientes de ferrocarrileros.
“Nos dijeron que iban a hacer esa galería sobre el ferrocarril, pero no, pero aún vienen muchas familias, hijos, descendientes de ferrocarriles que vienen con la idea de acudir al museo y ver esas fotos, pero no se hizo, por desgracia.
“Ya comenzamos a rastrarlas, para poderlas recuperar, son fotos de muchas familias, todas aquí vinculadas con el ferrocarril”, dijo Salazar Valenzuela.
Muchas de esas familias aún viven aunque no estén aquí, pero tenemos la esperanza de recuperar esas fotos, además de que hay muchas otras familias que han intercambiado fotos de todo esto.
“A la cafetería le pusimos el nombre de mi madre a ella la conocían como la guereja, se llamaba Maura, ya murió pero la recordamos mucho.
“Hay muchas familias, entre ellas una de Houston, que sube muchas fotos de ese tiempo.
Esta idea del jardín nos surgió como una especia de honor a todas las personas que estaban aquí en este barrio de la Galeana, recordarlos siempre y estar con ellos.
Y finaliza la hija de don Rubén Salazar:
“Pues aún tenemos la esperanza de que se recuperen estas fotos, de poderlas exponer en el museo, por eso estamos tratando de buscarlas”.