Por Oscar Díaz Salazar
La contundente derrota del panismo tamaulipeco, es uno de los saldos de la jornada electoral del pasado domingo 6 de junio. El rechazo en las urnas a los candidatos de Acción Nacional, redujo a su mínima expresión el abanico de opciones que tendrá este partido, para hacerle frente al siguiente compromiso con las urnas electorales, acto a celebrarse dentro de un año, con el objetivo de elegir al próximo jefe del poder ejecutivo del gobierno de Tamaulipas, o sea para el relevo de un personaje, que a su vez y por otras vías más tortuosas, sustituirá al gobernador electo en el 2016, nombrado en el Registro Civil como Francisco Javier García Cabeza de Vaca y demeritado a Francisco N por la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaria del Hacienda del gobierno federal.
Aunque no están inhabilitados legalmente, la tradición y el cálculo político nos dicen que es poco probable que la candidatura del PAN al gobierno de Tamaulipas se asigne a: Ismael García, senador de minoría y derrotado en 2018; Jesús Ma Moreno, candidato a presidente municipal de Reynosa, derrotado; Gerardo Peña Flores, será diputado federal plurinominal, porque no pudo ser por la vía uninominal; Pilar Gómez Leal, perdedora en su intento de reelegirse como presidenta municipal de la capital; Enrique Rivas, perdió en un distrito local de Nuevo Laredo, municipio en el que gobernó los cinco años anteriores; Carlos García, derrotado en su intento de ser presidente municipal de Matamoros, por si mismo hace tres años y con su esposa el domingo anterior; Luis René Cantú, apodado “El Cacharro”, presidente del Comité Directivo Estatal del PAN y responsable de la rotunda derrota de su partido; Yalheel Abdala, priista recalcitrante y recién conversa al panismo. Por su trayectoria y habilidades personales pudo ser la candidata idónea del mazacote que pretenden integrar el PRI, PAN y PRD para enfrentar a morena. También perdió; Mariana Gómez, descartada desde el momento de que su nombre también se incluyó en las carpetas abiertas a Francisco N.
Al panismo le quedan pocas cartas para jugar la sucesión gubernamental. Francisco N o los dirigentes del Comité Ejecutivo Nacional, tienen pocas opciones para definir el candidato de su partido al gobierno de Tamaulipas. Aunque no se descarta que el candidato de la eventual coalición a la que se integre el PAN sea un priista, un perredista o un ciudadano sin militancia partidista reconocida.
Si el candidato es panista, las opciones se reducen a algún integrante del gabinete de Cabeza de Vaca, de los pocos que son oriundos del Estado o si la lógica impera, el candidato debe ser el presidente municipal de Tampico, Jesús Nader Nasrallah.
En medio de la catástrofe panista, Chucho Nader queda como estrella solitaria al frente de la presidencia municipal de Tampico. Chucho le entrega buenas cuentas al panismo, pues además de su reelección, contribuyó al triunfo de los dos candidatos a diputado local de su municipio y al éxito del candidato a diputado federal. Carro completo en su “parcela”, éxito rotundo en su gallinero, misión cumplida en la tarea asignada.
Una vez mas el panismo se refugia en la ciudad y puerto de Tampico. De ahí pueden resurgir los panistas. Con ellos se puede, sin ellos, se antoja imposible en el futuro inmediato.