Fuente Revista Vertical
En el reacomodo criminal de cárteles, Reynosa y Río Bravo siguen bajo fuego y con una seria advertencia: “No salgan después de las 6 porque los vamos a tronar, ésta será una semana de terror”.
Si bien la matanza de 14 ciudadanos, a manos de un comando de la muerte la tarde del sábado 19 de junio en Reynosa fue un hecho inédito, para desgracia del resto de la población solo fue el inicio de una guerra por el dominio de la plaza, ante el reacomodo de células del crimen organizado que se mueven conforme se acerca la inminente salida de Francisco García Cabeza de Vaca del Gobierno de Tamaulipas.
Desde la masacre de la clínica Raya en Matamoros allá a por 1984, no se sabía de ciudadanos ejecutados así, a sangre fría, a manos de la delincuencia organizada, pues uno de los códigos de honor de los pistoleros de verdad, era precisamente no atacar a la población civil, solo que ésta vez había que incendiar la poca paz que había en Reynosa, por eso la orden fue sembrar el caos y el terror entre la población.Mientras Francisco García Cabeza de Vaca comía con empresarios a los que les vendía el cuento de que, en su gobierno, Tamaulipas es un Estado seguro, un grupo delictivo de Río Bravo disparaba sin piedad contra ciudadanos de bien, enviando así un claro mensaje de dominio, aunque para eso la población tuviera que pagar las consecuencias.
En la primera pasada de los pistoleros de la muerte que iban en dos vehículos, seis albañiles se fueron por delante en la colonia Almaguer, cayeron atravesados por los plomos de grueso calibre a menos de un kilómetro de la 8a Zona militar, de donde los soldados ni se inmutaron para salir rápidamente en auxilio de la población.
Ya encarnizados y con la muerte dibujada en el rostro, los emisarios de la delincuencia organizada remataron a un civil más, cuando al estar al volante de su camioneta, pensando en ganarse unos pesos para llevar a su casa, ni siquiera se imaginaba que sería ejecutado como el más peligroso de los delincuentes.
La caravana de la muerte avanzó sin que nadie se lo impidiera, dejando un reguero de cadáveres abatidos por sus armas, en la colonia Unidad Obrera, en la Fidel Velázquez y finalmente en la Bienestar, donde remataron con la ejecución de un hombre y dos mujeres que se resistieron a ser despojados de su vehículo.
Todavía en plena huida, entraron a una tiendita y asesinaron al dueño y a un cliente que en ese momento estaba adentro comprando refrescos y botanas.
Desde ese sábado sangriento la población civil quedó atónita, el miedo y la incertidumbre regresaron a las calles pero se equivocaban al pensar que no podía haber algo peor que esa masacre, pues horas más tarde, cuando los cuerpos de seguridad recorrían las calles, se enteraron que eso apenas era el comienzo de una semana larga y peligrosa bajo la advertencia de que habría más muertes.Para la mañana del lunes la alcalde de Reynosa, Maki Ortíz Domínguez, trató de aligerar esa zozobra ante una ciudadanía que sin embargo ya leía en las redes sociales los mensajes de los criminales: “Esto va a seguir… no salgan después de las 6 de la tarde, entraremos a maquiladoras, pararemos el transporte público y les demostraremos que esto va en serio” decían algunas publicaciones difundidas en Facebook, lo que trajo como consecuencia el cierre de empresas, la paralización de actividades deportivas y el cierre de comercios.
El sangriento reacomodo de grupos delictivos se detonó con la inevitable salida de Francisco García Cabeza de Vaca del Gobierno de Tamaulipas, para que con un congreso del Estado que ya no podrá manipular, con una resolución judicial desfavorable, desaforado y con una orden de aprehensión en su contra, tendrá que enfrentar a la justicia por los delitos que se le imputan.