Se necesita más de un truco

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Por Oscar Díaz Salazar

Más que un truco, se necesitan muchos trucos, malas artes, encantamientos, engaños, simulaciones, olvidos y muchas cosas más, para que el pueblo de Tamaulipas le vuelva a dar el voto a los panistas.
Muchos trucos se necesitan para que los tamaulipecos vuelvan a confiar en un partido cuyo gobierno fue represor, persecutor de sus enemigos políticos, corrupto, omiso; un gobierno en el que tomó carta de naturalidad el nepotismo; un gobierno que confió su conducción a forasteros; un gobierno que incrementó la deuda a niveles de escándalo; un gobierno que aumentó los impuestos; un gobierno de asesinatos, violencia y desaparecidos; un gobierno que simuló combatir ciertas actividades, tan solo para reclamar una tajada de la ganancia; un gobierno que canceló el programa de becas educativas; un gobierno que se dedicó a pelear con la federación, en un intento de construir una candidatura presidencial; un gobierno que despilfarró millones de pesos en la defensa legal y mediática de un individuo, el gobernador, que no se atrevió a enfrentar la justicia y probar su inocencia; un gobierno pro yanqui que se ufana de contar, en sus eventos, con la presencia de funcionarios gringos, de pueblo chico, de Condado, pero gringos; un gobierno que prefiere no participar en los programas de construcción de obra pública con la federación, si eso implica que otros asignen y trafiquen con los contratos; un gobierno entrometido en la vida de los ayuntamientos, especialmente en las actividades lucrativas como las comapas y la recaudación; un gobierno inepto que gasta millones de pesos en Despachos y asesorías, para realizar el trabajo que no hacen los funcionarios nombrados para ese propósito; un gobierno de mentiras; un gobierno ausente; un gobierno a salto de mata que tiene vida artificial por maniobras legaloides que obligan al gobernador a traer amparos en la bolsa, tantos amparos como delitos ha cometido; un gobierno fallido; un gobierno que se vio en la necesidad de reconocer su ineptitud al regresar a sus puestos a los que si saben gobernar, a los priistas; un gobierno que no ha sabido re inventarse, no ha sabido actualizarse y nos quiere recitar el mismo discurso de hace seis años que hoy ya nadie «compra»; un gobierno que quiere desacreditar al candidato de morena por recibir financiamiento de un empresario, Sergio Carmona, que tiene por lo menos cien contratos con ese mismo gobierno; un gobierno que ha sido continuidad y no el cambio que ofrecieron; un gobierno chacal que se dedicó a perseguir y atacar a los de su propio partido; un gobierno que no respeta la ley; un gobierno que se escandaliza de los financiadores ajenos, aunque primero fueron suyos y a pesar de que uno de sus patrocinadores, Baltazar Resendez, permanezca encarcelado; un gobierno que presume avances en materia de seguridad, pero que omite, maquilla y esconde, a la federación, la información que muestra la realidad y prueba lo contrario; un gobierno que canceló, en los hechos, el programa de mejoramiento de la vivienda y dotación de suelo urbanizado para las clases populares; un gobierno que no respeta la división de poderes; un gobierno que cercenó los derechos y las atribuciones del poder legislativo; un gobierno que solapa los desmanes del grupo policiaco GOPES, violadores consuetudinarios de los derechos humanos; un gobierno que «empapela» a sus rivales políticos, fabricándoles delitos; un gobierno que ha sido omiso en el tema de la cultura y las artes; un gobierno que no se conformó con las ganancias del presente, y que dejará compromisos a largo plazo como es el caso de las cámaras de vigilancia urbana y los galerones denominados «Estaciónes Seguras», que no son nuestros y que tendremos que pagar alquiler por muchos años; un gobierno que abre y cierra el programa de dotación de despensas a la población necesitada, al mismo ritmo que el calendario electoral; un gobierno que no produce mal querencias y odios al por mayor, porque ha entendido que no los quieren y ha tenido la decencia de no exhibirse más allá de lo necesario; un gobierno que canceló el ceremonial cívico – histórico, que no conoce ni valora nuestra historia; un gobierno predecible; un gobierno con un solo discurso, un discurso que con el tiempo y al contrastarlo con las acciones, suena falso, gastado, demagógico, burdo, simple, fanfarrón.
Con todo esto, -y mucho que falta-, se antoja muy cuesta arriba encontrar el truco que les permita a los panistas ,y asociados, mantenerse en el poder, conservar el gobierno de Tamaulipas.