Agencias
Nueva York. Las declaraciones explosivas de un embajador nombrado por Donald Trump seguramente llevarán a que su jefe sea acusado formalmente por la cámara baja del Congreso de cargos que ameritan su destitución. Su testimonio contradijo la defensa de la Casa Blanca cuando afirmó que hubo un «quid pro quo» con el gobierno de Ucrania bajo órdenes del presidente y con el conocimiento de casi todo el gabinete.
Gordon Sondland, el hombre que básicamente compró su puesto como embajador a la Unión Europea como aparente premio por su donación de un millón de dólares para la toma de posesión del presidente Trump, implicó directamente al ocupante de la Casa Blanca en el intento para sobornar a un gobierno extranjero.