Alejandro Mares Berrones
Desde el 1 de octubre en que Américo Villarreal Anaya, tomó posesión como gobernador de Tamaulipas, el gobierno federal, ha militarizado a esta entidad, para respaldarlo con todo el apoyo de la Bota Militar.
Lo primero que hizo la SEDENA fue tumbarle a Oscar Aparicio, quien sería su secretario de seguridad pública y en su lugar, incrustaron al General retirado Sergio Hernando Chávez García.
El 3 de octubre, la SEDENA anunció el arribo de 600 militares a Tamaulipas para respaldar el arranque del gobierno de Villarreal, los que estarán realizando labores dentro del Plan Nacional de Paz y Seguridad 2018-2024.
La gota que derramó el vaso para mandar Fuerzas Especiales, las llamadas de élite del Ejército, fue el secuestro del alcalde de Guerrero, Coahuila; Mario Cedillo, quien fuera secuestrado cuando viajaba por la frontera chica; fue en Nuevo Laredo donde lo levantaron.
El 14 de Octubre por la noche, Cedillo y 8 personas más que lo acompañaban fueron privados de su libertad. Trascurrieron algunas horas y el alcalde de Guerrero, Coahuila fue liberado por sus secuestradores.
El gobernador priista de Cohauila, Miguel Angel Riquelme, acusó al Cártel del Noreste (CDN), integrado por ex zetas, quienes habían secuestrado a su alcalde y acusó al gobierno federal y al de Tamaulipas de ser incompetentes en el combate a la delincuencia.
Después de la liberación del alcalde, el gobierno de AMLO, el 16 de octubre, anunció el arribo de 200 elementos de Fuerzas Especiales para Nuevo Laredo, para fortalecer la seguridad en la franja fronteriza.
Pero, no es la primera vez que el gobierno federal manda tropas de élite a Nuevo Laredo; el 18 de marzo de 2022, arribaron 250 elementos de Fuerzas Especiales, como parte de la Fuerza Conjunta “México”; según la SEDENA para inhibir las actividades de la delincuencia organizada.
El gobierno federal, no solo ha militarizado los puentes internacionales, ahora hace lo mismo con el gobierno estatal que encabeza Villarreal.
Estas acciones traerán graves implicaciones en violaciones a los derechos humanos y también en la asfixia que ante la presión de la bota militar en las calles y aduanas de Tamaulipas sentirán los diversos Cárteles que cohabitan en esta entidad, donde ya se dispararon las extorsiones y los secuestros.
Sin duda, que el Gobernador de Texas, Greg Abbott, al decretar que los Cárteles Mexicanos son terroristas extranjeros en su estado, no solo presiona a Joe Biden, lo mismo hace con AMLO.
A tal grado ha llegado este asunto, que AMLO le sugirió a Villarreal que no salude a Abbott, “porque está usando la bandera de perseguir migrantes”.
Greg anda enojado, porque tiene una severa crisis de fentanilo en su estado y son las organizaciones criminales mexicanas las que surten a los texanos y estos se están muriendo por consumir esas píldoras.
Y para rematar, el embajador Ken Salazar, el 4 de octubre, declaró en el Consulado de Matamoros, que “las aduanas son la madre de la corrupción”.
Y si existe una aduana, que sea de lo más corrupta, sin duda lo es la de Nuevo Laredo, a dónde AMLO-SEDENA han enviado 450 elementos de élite de marzo a la fecha.
Américo Villarreal, tendrá una fuerza militar como ningún otro estado, con 4 mil 815 efectivos castrenses en total, no tiene excusa para no dar resultados en el combate a la delincuencia organizada.