El Matamorense que se destacó en el Ejército y en la historia de México por la Decena Trágica y los hechos posteriores de la historia
Jorge Caleb
El General Lauro Villar Ochoa, nació aquí en Matamoros en mil 849 y fue un militar mexicano que se distinguió en la defensa del Palacio Nacional junto a Ángel Ortiz Monasterio, repeliendo el ataque rebelde del general Bernardo Reyes en la Decena Trágica el 9 de febrero de 1913.
Sus restos yacen en el Panteón Antiguo, junto a otros militares que sobresalieron en la historia de Matamoros, su tumba se ubica en el primer pasillo del panteón antiguo al lado izquierdo.
Y aunque en malas condiciones, hay un nicho y placa en la plaza de los Hombres Ilustres en el periférico y calle 21.
El General Lauro Villar Ochoa fue un militar mexicano que se distinguió en la defensa del Palacio Nacional junto a Ángel Ortiz Monasterio repeliendo el ataque rebelde del general Bernardo Reyes en la Decena Trágica el 9 de febrero de 1913, esa fue uno de sus anécdotas que le dio un espacio en la historia de México.
Nació el 6 de agosto de 1849, hijo de Francisco Villar y de Úrsula Ochoa, y murió en la Cd. de México el 26 de junio de 1923. Ingresó en el ejército en 1865 en el estado mayor de Juan N. Cortina y en Matamoros combatió contra la Intervención Francesa y el Imperio.
Permaneció en el ejército durante los gobiernos de Benito Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada, Porfirio Díaz, Francisco León de la Barra, Francisco I. Madero y Victoriano Huerta, Madero lo hizo general de división en diciembre de 1910.
Demostró su lealtad a las instituciones defendiendo el Palacio Nacional durante la Decena Trágica.
Al inicio de la Decena Trágica estaba encargado de la defensa del Palacio Nacional como comandante Militar de la Plaza y al ocurrir el asalto de Bernardo Reyes sus soldados dieron muerte al rebelde, aunque él fue herido en el omóplato, por lo que fue sustituido por Victoriano Huerta por orden de Madero.
Asistió a la firma de los Tratados de Teoloyucan que disolvió el Ejército Federal. Fue condecorado con el Mérito Militar de Primera Clase hasta su muerte en el año de 1923.
Su abuelo paterno, Diego Villar, emigró desde la provincia de Jaén hasta México a comienzos del siglo XIX, estableciéndose en Matamoros.
Ingresó en el ejército en mil 865 en el estado mayor de Juan N. Cortina y en Matamoros combatió contra la intervención francesa.
Fue sepultado en el Panteón de Teotoyuca en mil 923, sus restos fueron exhumados y trasladados a Tamaulipas y sepultados en un monumento construido en su honor.
El 3 de abril de ml 913 recibió de Huerta la condecoración al Mérito Militar de primera clase, el 2 de noviembre de mil 913 es electo senador y enviado por Francisco Carvajal el 26 de julio a formar parte de la Comisión que se entrevistó con Venustiano Carranza en el estado de Veracruz, para convenir a la pacificación del país.
Asistió a la firma de los tratados de Teoloyucan que disolvió al Ejército, murió un 26 de junio de mil 923 en el Puerto de Veracruz, ya retirado del Ejército.
Posteriormente fue exhumado y trasladado al panteón Antiguo de Matamoros y su nombre está en una de las placas de la Plaza de los Hombres Ilustres de Matamoros.
Los Tratados de Teoloyucan fueron los documentos firmados en la localidad del mismo nombre en el estado de México el 13 de agosto de mil 914 entre los representantes del Cuerpo de Ejército del Noreste, Alvaro Obregón, Lucio Blanco y Othón P. Blanco, que formaba parte de los ejércitos revolucionarios que se enfrentaron al gobierno usurpador de Victoriano Huerta comandado por Lauro Villar y representado por él mismo, Gustavo A. Salas y José Refugio Velazco estableciendo las condiciones en que se verificaría la evacuación de la Plaza de la Ciudad de México por el Ejército Federal y la disolución definitiva del mismo.
Sucedió a la caída del gobierno del entonces presidente Victoriano Huerta, ante el triunfo del ejército de Venustiano Carranza cuando a mediados de julio el general Lauro Villar representante del gobierno del presidente interino, Francisco S. Carvajal ya no pudo ofrecer resistencia para negociar, capitulando sin condiciones.
El 9 de agosto, Alfredo Robles Domínguez del Ejército Constitucionalista se entrevistó con el general José Refugio Velazco, secretario de Guerra y Marina del presidente Carbajal y luego de una larga plática en la que adujo como razones para la rendición incondicional la invasión estadounidense de Veracruz y Tampico y la urgencia de evitar nuevos combates convenciéndole de que el Ejército Federal se retirara de la Ciudad de México sin combatir.
El 11 de agosto el gobernador Huertista de la Ciudad de México, Eduardo Iturbide acompañado de los ministros plenipotenciarios de Brasil Gran Bretaña y Guatemala, así como el encargado de negocios de Estados Unidos y el secretario de la delegación francesa se trasladó al campamento de Obregón y en un punto del camino entre Cuautitlán a Teoloyucan sobre la salpicadera de un automóvil se firmó el Tratado donde acordaron las bases y procedimiento para la rendición y disolución del Ejército Federal.
Dos días después se firmó el Tratado que establecía:
El retro del Ejército federal de tierra y mar de todos sus puntos de concentraciones para regresar a sus bases.